Que cada persona es un mundo ya lo sabemos, por eso no es de extrañar que cada persona viva su sexualidad de forma completamente diferente.
En las relaciones sexuales encontramos diferentes fases
Deseo
Excitación
Meseta
Orgasmo
Resolución- Periodo Refractario
Satisfacción
Como ya podemos intuir, cada fase tiene unas características, necesidades y problemáticas específicas que pueden ser tratadas en terapia.
En este post queremos centrarnos en el deseo sexual.
Esta etapa, inicial y primordial, está directamente relacionada con nuestros pensamientos y emociones, además de los estímulos externos.
Por eso no es de extrañar que, aunque lo que estemos experimentando nos guste, puede que no lleguemos a alcanzar el deseo, dado que hay más variables que influyen para que pueda darse.
Si nuestra mente, nuestras emociones no están en consonancia, el deseo puede no aparecer.
Diferencias entre ambas personas en cuanto al deseo
No hay una cantidad de deseo que se considere normal o aceptable.
Cada cual tiene unas necesidades, incluso, a lo largo de la vida estas necesidades pueden (y suelen) variar.
El problema viene cuando en una relación se tienen diferentes deseos, es decir, que una de las partes tenga mucho más o mucho menos que la otra.
Esta situación puede generar más problemas de los que inicialmente supone, ya que va mermando la pareja, bien por falta de comunicación como por una comunicación poco asertiva.
¿A qué se debe la falta de deseo o deseo sexual inhibido?
En primer lugar tenemos que diferenciar si esa falta de deseo se ha producido desde siempre o se da tras un periodo de funcionamiento diferente.
En el primer caso, suele estar muy relacionada con el tipo de educación recibida, pensamientos erróneos respecto a la sexualidad, condiciones médicas o experiencias traumáticas.
En el segundo, en cambio, puede deberse a una falta de motivación dentro de la pareja, a la caída en la rutina y la consiguiente falta de estímulos y novedades, a cuadros depresivos o de estrés, a la toma de psicofármacos o drogas, a una disminución de sentimientos hacia la pareja…
La buena noticia es que es un hecho que puede tratarse tanto en terapia de pareja como individual, para encontrar las causas que lo provocan y adoptar las soluciones oportunas (si es que queremos).