Inteligencia Emocional

Se dice que alguien tiene inteligencia emocional si es capaz de reconocer, interpretar y gestionar sus emociones.

Para ello es muy importante, como vemos, aprender a escucharnos, tener autoconciencia. Es decir, saber qué sentimos, porqué y poder ponerle nombre.

Las emociones son respuestas ante eventos internos o externos, esto es, no tiene porqué ocurrir nada en específico, puede dispararse por un pensamiento, por eso es tan complicado a veces saber qué es lo que está provocando una u otra emoción.

Todas las emociones son útiles

Es cierto que hay emociones que nos resultan más cómodas y otras más incómodas, pero todas ellas tienen una utilidad. Como hemos dicho, las emociones no dejan de ser respuestas, lo que nos da pistas sobre si lo que estamos haciendo/pensando/viviendo tiene que ser mantenido.

El miedo, la tristeza, la ira, la envidia, pueden resultarnos desagrables, pero no por eso tenemos que evitarlas a toda costa.

Saber qué me está produciendo esa emoción es el primer paso para poder cambiar lo que no nos está gustando de nuestra vida.

Cuando las emociones se desbordan o son muy intensas hasta el punto de paralizarnos pierden su utilidad inicial y hay que abordarlas. Es como un dolor de muelas. Hay que ir al dentista cuando empieza a molestar… Porque si ya vamos cuando el dolor es insoportable casi seguro que la solución es más complicada, más dolorosa, más cara.

¿Qué pasa si no me escucho?

Cuanto más negamos la emoción con más fuerza vuelve

Si algo nos daña en la vida puede ser útil alejarnos pero, ¿Y si soy yo, las emociones que tengo, la dramaqueen lo que me incomoda?

Ojalá la regulación emocional se diese en las escuelas… Ojalá nos enseñaran a interpretar qué nos ocurre y a afrontarlo.
Porque nos vemos en la adultez completamente desarmadas… Así que actuamos como buenamente podemos, no siendo muy eficaces en ocasiones.
En terapia, se reorganizan las interpretaciones que hacemos de las emociones, aprendemos a aceptarlas y a no dejarnos llevar por las mismas si es eso lo que queremos.
Y es que eso de “Haz lo que sientes” que te ponen algunas tazas no es exactamente útil.


Porque ¿Qué pasaría si te dejaras arrastrar por toda y cada una de tus emociones?