Soy afortunada, tengo varios amores en mi vida (algunos ya no en este plano) pero hoy he decidido contarte la historia de amor con mi perro Humphrey. Quizá porque es el amor más consciente y elegido. Después de perder a mi segundo hijo en el tercer mes de embarazo, entré en una caída libre hacia la depresión y mi pareja sugirió que tal vez deberíamos adoptar un perrito. Yo me ilusioné con la idea la verdad, así que pedimos cita a la perrera y fuimos a elegir a nuestro futuro perrito. Y allí estaba, esperándonos, un cachorro mestizo con ojos humanos
Y desde ese día que vino a casa decidí amarle, conscientemente, y ese amor se ha multiplicado más y más. Sin duda me salvó de la depresión mi pequeño H y poco a poco recuperé la alegría. Ahora es el compañero paciente de juegos de mi hijo mayor y de mi tercera hija, que nació poco después del aniversario de la adopción de H.
Estoy segura de que nuestro hijo estrella nos puso a H en nuestro camino.