Volver atrás

✨ ¿Cómo conocí a mi Dramaqueen? ✨

No me encontraba bien.

Tenía mareos y me sentía lo que ahora sé que es despersonalizada la mayor parte del día.

Fui a diferentes médicos, me hicieron pruebas de tiroides, radiografías cervicales, hasta un TAC cerebral. 

Nada “físico” parecía explicar mi malestar.

Después de mucho (mucho) tiempo consentí ir a terapia. 

¿Cómo va a ser algo psicológico lo que me provoca estos síntomas corporales?

Pero ya estaba desesperada.

El primer día me pasó un test en el que vi reflejado cada pensamiento, cada emoción, cada signo (que yo no conectaba) y fui diagnosticada: Tenía ansiedad generalizada.

Las etiquetas diagnósticas no suelen gustar mucho a la gente, pero a mí me relajó, Ya sabía que no era la única persona en el mundo a la que le pasaba. 

“Si hay hasta un test tipificado que hace estas preguntas, será porque muchísima gente sentirá lo mismo que yo” Mal de muchos…

En esa primera sesión me explicaron que los pensamientos generan emociones y, aunque no seamos conscientes, provocan una respuesta corporal.

Pero ¿qué tipo de pensamientos? Yo siempre creí que era una persona con un flujo de pensamientos como cualquier otra… Y de repente me hicieron ver que pensar que no valía para nada, que era lo peor, que nadie me quiere si me muestro como soy, que soy inaguantable, que todo va a ir mal… no podía ser muy beneficioso.

A cuadros me quedé.

“¿Te crees lo que piensas?” – Me preguntó

¡Claro que creía lo que pensaba! ¡Cómo no hacerlo cuando el mensaje proviene de ti!

Pero no era yo

Tardas un poco en entender que todo lo que te dices no tiene porqué ser verdad. Si no podía confiar en lo que yo misma me contaba ¿en qué iba a confiar entonces? ¿Significaba que estaba “loca” o que no era racional?

Durante el proceso terapeútico fuimos desmontando cada uno de los pensamientos “disfuncionales”, hasta que tomé conciencia que aquello que me decía no se correspondía con la realidad. Todo el mundo piensa que la visión que tiene del mundo es objetiva, pero aprendí que no es así. La información que nos llega es filtrada varias veces por nuestro cerebro. Dependiendo de nuestros esquemas, creencias, experiencias y valores, construímos un discurso más o menos ajustado con lo que percibimos.

Esta idea al principio me asustó (y me enfadó) ¿cómo que yo no veía la realidad tal y como era? Pero la psicóloga fue demostrándome poco a poco que efectivamente no.

Y fue liberador.

Ese “clic” cambió mi vida. Después tuve que trabajar mucho para poder modificar unos mensajes que llevaba diciéndome toda la vida. Tuve que aprender a interceptarlos, porque eran automáticos, ser consciente de los momentos en los que se disparaban, qué era lo que más se repetía y, lo más importante: a no creérmelos. 

El camino ha tenido altibajos… Cuando parece que la Dramaqueen ha desaparecido, de repente llega y te golpea con fuerza. No te lo esperas. Pero una vez la conoces, tardas menos en identificarla y te cuesta menos ser tajante para decirle:

“Contigo no, bicho”

¿Y tú? ¿Conoces a tu Dramaqueen?

Contacta con nosotras





    [borlabs-cookie id="recaptcha" type="content-blocker"][/borlabs-cookie]
    ×