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✨ ¿Cómo te hablas? ✨

Os voy a contar por qué me pongo tan pesada con cuidar la forma en la que nos hablamos.

El lenguaje es una capacidad asombrosa. Nos permite imaginar, abstraer conceptos, pensar en situaciones que no están ocurriendo en este mismo instante, relacionar realidades.

Es brutal.

Ningún ser lo ha desarrollado como nuestra especie.

Gracias a esto (o por desgracia, que pensarían, si pudieran, plantas y animales que comparten La Tierra con nosotrxs) somos quienes partimos el bacalao. Sin ser más grandes, más fuertes o más rápidos, hemos conseguido dominar el ambiente.

El cerebro humano es maravilloso. Y también puede ser el origen de mucho sufrimiento. Todo lo que nos ha hecho llegar hasta aquí, que ha conseguido hacer volar toneladas de acero, que ha establecido sistemas legislativos complejísimos, que ha creado la Capilla Sixtina o Machu Pichu, es, además, lo que nos provoca trastornos emocionales incapacitantes.

Los sistemas y procesos son los mismos. Pero a veces no juegan a nuestro favor.

Para que nos entendamos…

Voy a intentar explicar de forma muy simple (y por lo tanto puedo dejarme muchas cosas en el tintero) cómo se construyen las relaciones en nuestra mente a través del lenguaje.

A lo largo de nuestro aprendizaje, vamos relacionando conceptos con pensamientos o consecuencias. Estas conexiones son ilimitadas. Lo hacemos de una manera casi automática, sin que nos cueste ningún tipo de trabajo. Esto es bueno (buenísimo) pero también puede ser muy perjudicial, porque al no establecer conexiones de forma consciente tendemos a hacerlo de una manera arbitraria.

Esto quiere decir que podemos relacionar fuego con dolor, que está muy bien, pero también con peligro, humo, asfixia, muerte. Siendo así no es de extrañar que se disparen conductas poco adaptativas cada vez que vemos un fuego, aunque este sea el de una barbacoa.

La intensidad de estas conductas dependerá, obviamente, de la potencia con la que hemos marcado esta conexión. De las veces que hayamos andado el camino entre fuego y muerte.

Además, esta relación puede hacerse (en la mayoría de los casos es así) de forma simbólica, por lo que ni siquiera necesitamos una experiencia directa para crearla.

Hay gente que tiene miedo a volar porque una vez sufrió turbulencias y el avión cayó de golpe cientos de metros. Esta fobia es palpable.

Otra, en cambio, lo tiene sin haberse montado nunca en un avión. ¿Por qué? Porque ha generado relaciones de forma abstracta a través del aprendizaje. No necesita saber cómo es un vuelo para que se le acelere el corazón, tenga temblores o le cierre el estómago.

Sólo un pensamiento (la posibilidad de volar ¡ojo! que no estamos hablando de que lo esté haciendo en ese momento) es capaz de provocar un estado físico incómodo.

Y es lo que hace la Dramaqueen.

La dramaqueen nos va contando de forma automática quién somos, cómo somos y lo poco que valemos. Este discurso puede dispararse por cualquier estímulo que haya sido conectado en el pasado y, por supuesto, nos va a generar emociones y conductas poco útiles.

Cuanto más tiempo lleve en nuestra cabecita, mayor será la red que haya tejido, más profundas serán las conexiones entre diferentes pensamientos, estímulos, conductas.

Sigamos con el ejemplo del miedo a volar.

Si alguien tiene miedo a volar y lo que hace es no viajar, vale. Pero esto puede ir extendiéndose con diferentes relaciones que nuestra mente vaya creando.

Estamos viendo callejeros viajeros en la India y piensas “yo nunca podré conocer ese país”. Esto te provoca tristeza y ansiedad, por lo que dejas de ver callejeros viajeros. Además no quieres ver las fotos que tu clase ha hecho en su viaje fin de carrera, por lo que aplazas quedar. Y la carretera que va al aeropuerto te recuerda lo mal que te hace sentir no poder coger un avión, por lo que terminas evitándola.

Podría seguir así muchos, muchos párrafos porque no es ninguna exageración. Casi todos los trastornos comienzan y se mantienen con esta lógica. 

¿Qué puede hacer la psicología al respecto?

He querido escribir este post porque sé que a mucha gente le gusta conocer cómo funciona su mente. A veces, saber el origen nos hace sentirnos menos perdidxs. También porque al contar con un marco teórico, entendemos por qué los tratamientos son de cierta manera y no de otra. 

Pero lo importante es saber que la psicología tiene herramientas que lo que consiguen es reestablecer las conexiones que no nos son muy útiles por otras más adaptativas.

Al final, lo que queremos es que nuestros pensamientos no sean obstáculos sino palancas con las que mover el mundo. 

Etiquetas :

Dramaqueen,Psicología

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