Estos días en Instagram ha habido cierto debate sobre qué decir respecto a los Reyes o Papá Noel.
Sin entrar en polémica ninguna, cada cual es libre de que criar con los valores que considere.
Por mi parte, creo que la ilusión que se genera en esos días es esencial para los niños y las niñas. En mi caso, cuando mis padres ya me confirmaron que eran ellos mismos quienes dejaban los regalitos en el árbol, no me generó ninguna desilusión, al contrario, yo también me convertí en Reina.
Os dejo la carta que mi padre me escribió cuando tenía 10 años:
Iznalloz, 6 de enero de 1993
"Mi muy querida hija Eirene:
Hoy celebramos la fiesta de la Adoración de Jesús por los Reyes Magos de Oriente. El día en el que estos tres personajes llegaron y encontraron a un pobre niño pequeño en un pesebre y le ofrecieron como regalo lo mejor que cada uno de ellos tenía.
Aunque tú sabes que no son ellos en persona los que vienen a visitarte, debes saber también que nosotros -mamá y yo- somos como sus mensajeros que queremos celebrar año tras año con ilusión lo mismo que aquellos personajes celebraron ante el Niño de Belén. Es decir, queremos nosotros, tus padres, ofrecerte a ti y a tu hermano lo mejor que tenemos.
Sabes que este año no vivimos una situación muy buena: el cambio de casa, el encontrarme sin trabajo, los gastos que estamos teniendo que hacer para poner la nueva casa a punto, etcétera... han hecho que no podamos ofreceros muchos ni buenos regalos.
Y ha sido eso precisamente lo que me ha hecho pensar en los Reyes Magos y en lo que su fiesta significa. Por eso siento desde hace unos días que mi mejor regalo de este año, lo mejor que tengo que ofrecerte a ti como niña que me recuerdas al Niño Jesús en todo lo bueno que veo en ti ( tu delicadeza, tu sensibilidad hacia los que sufren, tu amor por las cosas bonitas y bien hechas, tu comprensión hacia mí cuando muchas veces no te trato bien, tu capacidad de perdonar a tu hermano, de compartir tus cosas con él y con otros niños y niñas…) no es ningún regalo comprado en una tienda, sino una carta donde pueda decirte donde pueda darte lo mejor que tengo y que siento por ti.
Quiero agradecerte, hija, en primer lugar, el haber venido al mundo. viniste un poco por sorpresa y nos pillaste a mamá y a mí (a mí más que a ella) un poco despistados. eso ha hecho que probablemente hayas tenido que soportar muchas veces mis errores, mi ignorancia, min no saber qué hacer contigo en muchas ocasiones.
Por eso, en segundo lugar, quiero pedirte perdón por todas aquellas cosas que no he sabido o no he podido hacer bien contigo. Quiero que sepas que por encima de que a veces pueda verte herido con la forma en que digo las cosas, incluso con algún “coscorrón”, siempre te he querido y te sigo queriendo. lo que pasa es que hay veces en que sencillamente llego a un punto en que no se me ocurre que hacer para solucionar algo.
Sé que esto puede llevarte a pensar que soy demasiado exigente, un “ogro” o cosas por el estilo. Cuando te ocurra ésto, quiero que recuerdes que por encima de esos “prontos” que tengo, estoy yo -tu padre- tu verdadero padre, el que te abraza, te besa, te escucha y te quiere.
No tengas miedo de decirme nunca las cosas. Si algo en la vida que me gusta es la verdad y me gustarìa saber siempre cuál es la verdad de mi hija aunque sea algo que tú piensas que puede no gustarme. Sé que a veces puede resultarte difícil, sobre todo si me ves en uno de mis “prontos”. Si no te sientes capaz de decírmelo, escríbemelo, como yo hago hoy contigo. Es también una buena manera de comunicarse y que he podido ver que tú también sabes hacer bien por algunas cartas y poesías que has escrito.
Por último y en tercer lugar quiero ofrecerte todo lo que soy punto no solamente las cosas que tengo y que puedo darte como padre ahora en tu infancia sino todo lo que yo soy y he recibido como un regalo de Dios nuestro Padre punto poco a poco irás creciendo irás necesitando cada vez menos esas cosas de nosotros y muy probablemente algún día seremos mamá y yo quienes necesitaremos de ti.
Por eso quiero ofrecerte no cosas, sino aquello que he recibido de Dios y que me hacen ser lo que soy: mi ternura, mi amor, mi acogida, mi escucha, mi compasión, mi transparencia, mi bondad.
Y que cuando veas que me dejo llevar por esas otras cosas que están en mí que no son éstas te sientas libre para recordarme este ofrecimiento que hoy te hago.
Hoy, en el Día de los Reyes Magos, quiero ofrecerte de la mano de cada uno de ellos estos tres regalos que son lo mejor que tengo:
Con Melchor mi agradecimiento porque hayas venido al mundo y por todo lo que día a día tú me enseñas.
Con Gaspar mi sincera petición de perdón por todas aquellas cosas y ocasiones en la que he podido meter la pata contigo.
Con Baltasar mi ofrecimiento de lo que de lo que de bueno existen mí y que he recibido de Dios.
Unos regalillos un poco raros y que quizá irás comprendiendo mejor a medida que vayas creciendo pero que espero te hagan también ilusión al recibirlos junto con esas otras cosillas que mañana te encontrarás al despertarte. deseándote la mayor felicidad del mundo recibe todo mi amor con el más fuerte de los abrazos.
Papá"