Hoy día, las familias cada vez somos más conscientes de la importancia que tiene desarrollar un vínculo de apego seguro con nuestros hijos e hijas y cómo esto influirá positivamente en su vida adulta.
Sin embargo se conoce menos que el vínculo puede establecerse desde el embarazo y que ese vínculo será un buen facilitador del apego seguro tras el nacimiento.
Ya desde el embarazo, me atrevería a decir casi que desde la búsqueda, la madre puede establecer lazos emocionales con su bebé.
Digamos que el apego sí se produce tras el nacimiento, dado que es bidireccional madre-hij@, y el vínculo prenatal se produce antes del nacimiento y es de la madre hacia su bebé.
Esta relación nos ayuda a mantener los cuidados necesarios para favorecer el desarrollo de nuestro bebé: visitas médicas rutinarias, seguir las indicaciones médicas en caso de que sea necesario, cuidar nuestra alimentación… y a prepararnos para el nacimiento: al estar vinculadas al bebé que habita nuestro vientre, podemos proyectar con mayor facilidad cómo será el nacimiento, preparar el hogar para su llegada y prepararnos a nosotras mismas, lo que además nos facilitará el posparto.
Por todo lo comentado, revisar si se está estableciendo este vínculo o no, puede ser una herramienta útil de prevención de cara al posparto y al futuro establecimiento del apego.
Como podéis imaginar, cada mujer es un mundo y cada embarazo se da envuelto en un sinfín de circunstancias que pueden facilitar o dificultar el establecimiento de este vínculo.
En la actualidad tendemos a vivir a un ritmo frenético, desconectad@s del aquí y ahora. Siempre hay cosas que hacer: el trabajo, la casa, l@s hij@s, la familia… y en ese ir y venir nos vemos envueltas sin detenernos a veces ni a mirarnos en el espejo. Este ritmo de vida en ocasiones dificulta ser conscientes de si estamos conectando con nuestro bebé.
Las características del propio embarazo pueden obstaculizar también que se produzca este vínculo. Por ejemplo, un embarazo complicado a nivel médico: con recurrentes ingresos, amenazas de aborto o el hecho de que sea un embarazo no planificado pueden ser indicadores de dificultad para establecer ese apego.
Sin olvidar, por supuesto, las circunstancias que pueden rodear el embarazo: problemas en la pareja, en el trabajo, haber vivido la muerte de un bebé anteriormente…
Como vemos, son muchos los factores que afectan a la creación y enriquecimiento de la relación entre la madre y el bebé. Por suerte existen algunas técnicas que nos permitirán construirlo de forma consciente. ¿Quieres conocer cuáles son?
El primer paso, y a fin de cuentas el más importante, es darnos cuenta. Preguntarnos a nosotras mismas si nos sentimos vinculadas a nuestro bebé o no. Ser conscientes de qué está ocurriendo.
Si la respuesta es No, te planteo algunas propuestas sobre lo que puedes hacer:
- Ver las ecografías de tu bebé.
- Dejar al menos un momento al día para tumbarte o sentarte tranquila a centrar tu atención en los movimientos de tu bebé. Si lo haces varias veces, irás aprendiendo el patrón de movimiento de tu bebé e irás conociéndolo.
- Hablar a tu bebé, él te oye dentro de ti.
- Escribirle. La escritura nos ayuda a poner orden a nuestros pensamientos y emociones, a expresarlos. Es algo tangible y que perdura con el tiempo.
- Realizar sesiones de visualización guiada. Con un profesional cualificado puedes tomar esos minutos para ti y tu bebé. Sólo tienes que relajarte e imaginar lo que la profesional te vaya diciendo. Te guiará hablándote de tu bebé, de la sabiduría de tu cuerpo, de lo que tu bebé percibe en tu interior… ¡es una experiencia maravillosa!
Pero sobre todo... ¡No te sientas culpable!
Cada mujer tiene sus procesos y necesita sus tiempos. El vínculo se establecerá en algún punto, lo importante es que cuides de ti y de tu bebé.
Aún así, si sientes que necesitas más ayuda porque tienes dudas o preocupaciones al respecto, no dudes en contactar con nuestro equipo. ¡Estamos aquí para acompañarte!