No creo que yo sea la única madre que ha temido la vuelta al cole de sus peques, ya sea por motivos de salud o, como es mi caso por motivos emocionales. Íbamos a pasar de un inicio escolar en el que se respetaban los ritmos del alumnado, a uno en el que según la normativa del colegio, no podíamos bajarnos del coche para dejar a nuestras criaturas en el patio.
Mi hija mayor, de tan solo 4 años, no llevó muy bien sus inicios de curso previos y yo estaba preocupada por cómo iba a llevar el nuevo inicio escolar, después de tantos meses de convivencia. Así que, una noche de esas en las que el sueño ni aparece ni se le espera, decidí hacerle un “botón de los mimos” para que le ayudase durante los primeros días de clase.
Esa misma mañana, con un cansancio extremo debido a la falta de sueño, pero con la mejor de mis sonrisas, me acerqué a mi hija para contarle mi idea para que el inicio de cole fuera un poco más “adaptativo”. Le conté que haríamos un botón de los mimos entre las dos, con la forma y los colores que ella quisiera, y que así, podría llevárselo a clase y, que cuándo se sintiera triste o sola, podría apretar el botón y recibiría mis mimos y abrazos para darle fuerzas y seguir adelante con las clases.
Enviado desde mi iPhoneCuando fuimos a comprar las hojas de goma eva para lanzarnos a la aventura de la manualidad, mi hija me dijo una de las frases más bonitas y tiernas que le he escuchado. Y es que al empezar a hacer el botón me dijo: “Oye Amatxu, igual tenemos que hacer otro botón para ti y así cuando estés triste por no poder estar juntas, también puedes tener mis mimitos”.
Obviamente hicimos botones para todos, y ahora que ya llevamos unas semanas de curso escolar, tengo que decir que el botón de los mimos aún acompaña a mi hija en su jornada escolar, eso sí…ahora lo lleva en la mochila por si alguna vez lo necesita, aunque como ella dice, ahora ya no tiene que pulsarlo todos los días.