La ansiedad es una experiencia común, pero su tratamiento puede variar significativamente dependiendo del objetivo terapéutico: ¿debemos centrarnos en gestionarla o en profundizar para abordar su causa raíz?
Ambas estrategias tienen su lugar, pero cada una se ajusta a necesidades y situaciones específicas.
En este artículo, exploraremos las diferencias entre estas aproximaciones y cómo elegir la más adecuada según el caso.
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Gestionar la ansiedad: control de los síntomas
La gestión de la ansiedad se centra en reducir y manejar los síntomas que interfieren con la vida cotidiana. Este enfoque es útil para aquellos que necesitan alivio inmediato o que enfrentan situaciones específicas de estrés.
- Técnicas comunes:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): Cambia patrones de pensamiento disfuncionales que alimentan la ansiedad.
- Mindfulness: Ayuda a vivir en el presente y reducir la preocupación excesiva.
- Ejercicios de relajación: Como respiración profunda o meditación guiada.
Cuándo elegir este enfoque: Es ideal para personas que necesitan funcionalidad rápida, como en casos de ansiedad laboral o social.
Llegar a la raíz: explorar las causas profundas
Este enfoque terapéutico va más allá de los síntomas para entender las causas subyacentes de la ansiedad. Busca resolver patrones emocionales, experiencias pasadas o traumas que alimentan el estado ansioso.
- Métodos efectivos:
- Terapia EMDR: Útil para procesar eventos traumáticos relacionados con la ansiedad.
- Terapia ACT: Explora la historia personal y los conflictos internos.
- Terapias de reprocesamiento: Como brainspotting, para liberar emociones no resueltas.
Cuándo elegir este enfoque: Es útil para personas que experimentan ansiedad recurrente o que sienten que los enfoques sintomáticos no son suficientes.
¿Cuál elegir?
La decisión entre gestionar la ansiedad o profundizar para tratar su raíz depende de factores como:
- La intensidad de los síntomas: Si la ansiedad es debilitante, es posible que necesites comenzar con la gestión.
- La naturaleza del problema: Si sospechas de traumas pasados o conflictos emocionales, ir a la raíz puede ser más eficaz.
- Objetivos personales: Algunos prefieren estrategias rápidas, mientras que otros buscan transformaciones profundas.
Combinación de enfoques: Muchas terapias combinan ambos métodos. Por ejemplo, la TCC puede usarse inicialmente para el manejo de síntomas, seguida de una terapia más profunda para resolver las causas subyacentes.
Conclusión
Gestionar la ansiedad y explorar su raíz no son estrategias opuestas, sino complementarias. La clave está en adaptar el tratamiento a las necesidades individuales y en contar con el apoyo de un profesional capacitado.
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Enlaces externos recomendados:
¿Qué enfoque crees que encaja mejor contigo? Si tienes dudas, un terapeuta puede ayudarte a tomar la decisión correcta. 😊