No es fácil.
Convivir con alguien con trastorno de ansiedad puede ser incluso frustrante, porque lo que tú ves como lógico o evidente, la persona con ansiedad lo vive de una manera completamente diferente.
¡Ojo!
En ningún momento estamos diciendo que tengas que tragar con todo lo que esa persona te diga… Este post tiene la intención de que te ayude a comprender, pero no justifica comportamientos dañinos.
Una vez aclarado que la ansiedad no puede ser utilizada como excusa, veamos algunas situaciones que a priori quien no sufre este trastorno no comprende.
La necesidad de tener todo bajo control.
A veces puede ponernos un poco de los nervios que la otra persona siempre pregunte sobre los planes hasta el detalle o necesitar ser directamente quien los prepare, sin amoldarse a los de los demás.
No es un capricho.
Las personas con ansiedad suelen tener pensamientos catastrotifistas sobre el futuro, por lo que se sienten más relajadas si perciben que controlan la situación.
Cancelar planes a última hora.
¿Has intentado quedar con una persona con ansiedad varias veces y a última hora te ha cancelado los planes?
No es que no respete tu tiempo, es que en el momento de hacer el plan de verdad creyó que iba a poder, pero tal y como se ha ido acercando la hora, el miedo ha ido ganando terreno y no se ve con fuerzas para afrontar la situación.
Irse rápidamente de sitios.
Una persona con ansiedad siente tal grado de malestar en algunos momentos/lugares que su mecanismo aprendido le hace huir.
Imagina que vas por el campo y ves una serpiente enorme, venenosa ¿cómo reaccionarías?
Esa es la sensación constante que tiene una persona con algunos de los trastornos de ansiedad.
Es cierto que cada persona tiene unos ansiógenos específicos: sitios cerrados o abiertos, lugares llenos de gente, exposiciones, fobias específicas… Por eso conocer qué es lo que angustia a nuestro ser querido puede hacernos entender qué es lo que evita y por qué actúa como lo hace.
Mentir
Aunque hemos recorrido mucho camino, no es cómodo tener que explicar cada vez que no puede hacer ciertas cosas o ir a ciertos lugares por la ansiedad.
Muchas personas con este trastorno lo que termina haciendo es inventarse excusas. No es por falta de sinceridad, es que al no encontrar empatía lo más rápido es dar una explicación que todo el mundo entienda y no dé lugar a preguntas o a consejos no pedidos.
No hacer ciertas cosas por miedo
Bien que no viaje por miedo al avión, que no vaya a reuniones familiares por miedo a la evaluación negativa o que no quiera ir a la playa porque siente inseguridad al no tener un lugar de referencia… Pueden parecer pequeñas cosas pero, a lo largo de los años, va haciendo mella.
Si la persona con ansiedad no hace cierto tipo de cosas, no significa que tú tengas que dejar de hacerlo. Por mucho que te apetezca que te acompañe, no podemos olvidar que es su decisión (en el sentido de que el malestar que siente es tan intenso que prefiere no hacerlo).
Tener miedo a situaciones "cotidianas" es un fastidio, sobre todo, para la persona que lo padece. Comprenderlo y no añadir más sufrimiento al propio dolor es la mejor manera de ayudar.
Cómo apoyar a alguien con ansiedad
1. Informarse sobre la ansiedad
Aprender sobre los diferentes tipos de trastornos de ansiedad y sus síntomas puede ayudarte a comprender mejor por lo que está pasando tu ser querido.
2. Escuchar sin juzgar
Dale espacio para que exprese sus sentimientos y preocupaciones sin interrumpir ni juzgar. A veces, simplemente escuchar puede ser de gran ayuda.
3. Fomentar el tratamiento profesional
Anima a la persona a buscar ayuda profesional. La terapia y, en algunos casos, la medicación pueden ser muy eficaces.
4. Establecer límites saludables
Es importante cuidar de tu propia salud mental. Establece límites y asegúrate de que también tienes tiempo para ti.
5. Ser paciente
La ansiedad puede ser impredecible y los progresos pueden ser lentos. La paciencia es clave para apoyar a alguien con ansiedad.
Cada persona es un mundo, como lo es cada trastorno de ansiedad.
Aprender sobre el tema y escuchar a nuestro ser querido es lo más útil. Y, por supuesto, si te se hace cuesta arriba ¡también tú tienes derecho a pedir ayuda!