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Control de impulsos: no debería pero…

En la vida a menudo nos enfrentamos a la elección entre la gratificación inmediata y la demorada. 

¿Esto qué quiere decir?

Que preferimos aquello que va a suponernos placer en ese mismo instante antes que hacer algo que no nos apetece para conseguir una meta a largo plazo.

Ya sea tener que tomar una decisión entre estudiar para el examen de la semana que viene o ir a ver esa peli ahora, o elegir comer una comida rápida en lugar de una comida saludable, parece que tendemos a inclinarnos hacia la satisfacción instantánea. 

Esto tiene que (mucho) que ver con la dopamina

La dopamina, un neurotransmisor clave en el cerebro, desempeña un papel fundamental en nuestra búsqueda de la gratificación. Cuando experimentamos algo placentero, como comer algo sabroso o recibir un cumplido, se libera dopamina en nuestro sistema de recompensa. Esta liberación de dopamina refuerza la conexión entre la acción y la recompensa, creando una asociación positiva en nuestro cerebro.

Y es precisamente la dopamina la que actúa en el llamado “sistema de recompensa” 

Nuestro sistema de recompensa, que involucra áreas del cerebro como el núcleo accumbens y la corteza prefrontal, desempeña un papel crucial en nuestra toma de decisiones. 

La gratificación inmediata activa el sistema de recompensa de manera más rápida y efectiva que la gratificación demorada. Como resultado, nuestro cerebro a menudo favorece las recompensas más cercanas en el tiempo, ya que son percibidas como más valiosas y seguras.

¿Pero por qué los seres humanos preferimos la gratificación inmediata a la demorada?

Desde una perspectiva evolutiva, nuestros cerebros han sido moldeados para buscar la gratificación inmediata. Durante gran parte de la historia humana, la disponibilidad de recursos era incierta y la supervivencia dependía de satisfacer nuestras necesidades más inmediatas. Por lo tanto, aquellos individuos que priorizaban la obtención inmediata de alimentos, refugio y seguridad tenían más probabilidades de sobrevivir y transmitir sus genes a las generaciones futuras.

Pero no todo es biología…

Nuestro entorno y cultura también influyen en nuestra preferencia por la gratificación inmediata. En una sociedad que promueve la inmediatez y la gratificación instantánea, a menudo nos encontramos expuestos a estímulos que nos incitan a satisfacer nuestros deseos de manera rápida. Los avances tecnológicos, como los dispositivos móviles y las compras en línea, nos brindan acceso inmediato a una amplia gama de gratificaciones, lo que refuerza aún más nuestra preferencia por lo instantáneo.

Por ejemplo: cada like que consigues en una publicación o el entretenimiento que te produce el scroll continuo son ejemplos de gratificación inmediata y, por lo tanto, impulsos dopaminérgicos que nuestro cerebro recibe como agüita de mayo.

La importancia del tiempo

Si yo te preguntara el miércoles ¿el sábado te vas a venir de cañas o te vas a quedar estudiando (si tuvieras que estudiar)?

Probablemente me dirías que te quedas a estudiar. 

Pero.. ¿Y si te lo pregunto el sábado a las 13?

Cuando el momento de la gratificación se acerca es mucho más fácil que nos dejemos sucumbir por la misma, aunque el objetivo a largo plazo sea más importante y, a la larga, nos pueda generar mayor satisfacción.

Este es uno de los motivos por los que suelen fallar las dietas restrictivas (por eso el lunes por la mañana tenemos todo el convencimiento de hacerlas, pero no tanto cuando llega la hora de cenar, cuando te ponen delante algo que realmente te apetece)

A este sesgo cognitivo se le conoce como  “descuento temporal”. Es más probable que subestimemos el valor de las recompensas futuras en comparación con las recompensas presentes. Nuestro cerebro tiende a dar más peso a los beneficios inmediatos, lo que dificulta la elección de recompensas demoradas que pueden tener.

¿Es posible “engañar” a nuestro cerebro para evitar la gratificación inmediata y trabajar hacia la demorada?

La preferencia por la gratificación inmediata es un rasgo común en los seres humanos, pero eso no significa que estemos destinados a ceder a ese impulso. Existen estrategias y técnicas que pueden ayudarnos a resistir la tentación y obtener una gratificación más duradera en el futuro. 

1. Establece metas claras: Define metas específicas y alcanzables que te brinden una recompensa a largo plazo. Estas metas pueden ser financieras, académicas, profesionales o relacionadas con la salud. Al tener en mente el beneficio a largo plazo, te resultará más fácil resistir la tentación de la gratificación instantánea.

2. Practica la autorregulación: Fortalece tu habilidad para resistir las tentaciones a corto plazo. Puedes comenzar por ejercitarte en el autocontrol en situaciones pequeñas, como postergar una recompensa inmediata durante unos minutos. Con el tiempo, puedes aumentar gradualmente la duración de la demora y desafiar tus límites.

3. Desarrolla un sistema de recompensas diferidas: Establece un sistema de recompensas para ti mismo, donde te premies después de lograr tus metas a largo plazo. Puedes asignar una recompensa especial o planificar una actividad placentera para celebrar tus logros. Esto te dará algo que esperar y motivarte durante el proceso.

4. Visualiza el futuro: Imagina y visualiza cómo te sentirás y te beneficiarás en el futuro al resistir la gratificación inmediata. Visualízate alcanzando tus metas y disfrutando de las recompensas que obtendrás a largo plazo. Esta técnica puede ayudar a fortalecer tu motivación y hacer que las recompensas futuras sean más atractivas.

5. Busca apoyo social: Comparte tus metas y desafíos con amigos, familiares o un mentor. El apoyo de otras personas puede ser invaluable para mantenerte motivado y responsable. También puedes encontrar grupos de apoyo o comunidades en línea que compartan tus mismas metas, donde podrás obtener consejos y ánimo para resistir la gratificación instantánea.

6. Practica la gratificación demorada de manera gradual: Comienza por establecer pequeños períodos de tiempo de demora antes de obtener una recompensa. A medida que te sientas más cómodo con el proceso, aumenta gradualmente el tiempo de espera. Esto te ayudará a desarrollar la paciencia y la capacidad de resistir la gratificación inmediata en situaciones más desafiantes.

Aunque el impulso de la gratificación inmediata puede ser poderoso, los seres humanos tienen la capacidad de resistirlo y optar por la gratificación demorada. Al establecer metas claras, practicar la autorregulación, visualizar el futuro, buscar apoyo social y practicar la gratificación demorada gradualmente, podemos aprender a tomar decisiones más conscientes y alcanzar recompensas a largo plazo que nos brinden una mayor

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