✨​¿Se puede dejar de sufrir? ✨

El sufrimiento según la RAE

sufrimiento

1. m. Padecimiento, dolor, pena.

2. m. Paciencia, conformidad, tolerancia con que se sufre algo.

Como podemos ver en la definición de la RAE sufrir no es sólo dolor. De alguna manera es una resignación con lo que nos está pasando.

Vivimos en un entorno cultural en el que ha calado profundamente eso de “Ganarás el pan con el sudor de tu frente” y no sabemos que no tiene que ser necesariamente así.

El sufrimiento es absurdo. ¡Ojo! No digo que no sea real, existe y es incapacitante, por eso es tan importante que sepamos ponerlo en el lugar donde pertenece y seamos capaces de no dejarnos arrastrar por el mismo.

La diferencia entre el dolor y el sufrimiento.

El dolor es inevitable. La vida está llena de acontecimientos que nos sacuden y sentir lo que esto nos provoca es imprescindible. EL dolor sirve para parar y recuperar el equilibrio que aquello que ocurrió nos tambaleó (o directamente devastó)

El sufrimiento, en cambio, es el juicio que hacemos sobre el dolor.

Es la cantinela que nuestra mente nos cuenta respecto a aquello que ya ha pasado, está pasando o pasará. 

Por eso dejar de sufrir es posible. No porque neguemos o evitemos lo que la vida es, es porque aprendemos a aceptar lo que ocurre pero también a dejar ir lo accesorio.

No aceptar la realidad es la principal causa de sufrimiento.

En esto el discurso interno tiene mucho que ver. Los mensajes automáticos que nos vamos lanzando, los ¿y si?, los ¿Cómo ha podido pasarme esto a mí?, es horrible, es insoportable, no me lo merezco…

Lo que es, es. 

Y respecto a esto poco podemos hacer. Aceptar lo que nos sucede significa comprender para poder saber donde quieres ir.

No es un sinónimo de resignación, en el que simplemente acatamos decisiones de alguna manera externa. Para nada. Aceptar implica hacernos responsables y sabernos capaces para cambiar aquello que podemos.

«El hombre es víctima de una soberana demencia que lo hace sufrir siempre, en la esperanza de no sufrir siempre, en la esperanza de no sufrir más; y la vida le escapa mientras espera gozar de los bienes que ha adquirido al precio de grandes esfuerzos».

Leonardo da Vinci

Cómo puedo dejar de sufrir

La realidad de lo que estamos viviendo no suele tener la importancia que creemos.

En primer lugar tenemos que valorar de forma objetiva lo que nos está pasando. En una escala del 1 al 10 ¿cómo de importante es lo que me hace sufrir?

Este distanciamiento nos hace caer en la cuenta que no todo lo que nos provoca dolor tiene derecho a hacerlo.

Por ejemplo: Mis amigas han quedado y no me han avisado. Puede molestar, está claro, pero ¿hasta qué punto esto puede generar un nivel tan alto de sufrimiento? Mirándolo con objetividad no deja de ser un 2 como mucho en “acontecimientos vitales”. Por eso, si es que ocurre, aceptamos y, antes de comenzar a darle vueltas a la cabeza, preguntamos por qué (seguramente se han olvidado, o ha surgido, no es nada en personal).

Controlar los pensamientos.

Como hemos visto, los pensamientos son los que terminan decidiendo si algo que duele va a terminar haciéndome sufrir. Controlar lo que pensamos no es fácil, porque estamos todo el día mandándonos mensajes automáticos, de los que, en la mayoría de las ocasiones, ni siquiera tenemos conciencia. 

La reestructuración cognitiva es la técnica más adecuada para estos casos.

“La hora de preocuparse” + técnica de parada de pensamiento.

Esto puede parecerte un poco tonto, pero creeme: funciona.

Si estamos muy enganchad@s al pensamiento podemos darnos un rato al día que llamaremos “la hora de sufrir” o “la hora de preocuparnos”. Durante ese tiempo tenemos que sentarnos a solas, sin ni una distracción y darle vueltas a todo aquello que nos pasa. Al tener este tiempo, durante el resto del día, si vienen pensamientos que nos hacen sufrir, tenemos que pararlos y emplazarlos a que esperen a su hora.

Apóyate en el humor

Si te sorprendes dramatizando demás sobre alguna cuestión que sabes que no es tan importante, llévalo al extremo. Intenta decirte de forma teatralizada lo terrible que es ser tú, y cómo la vida te pone obstáculos para que no seas feliz. Un “¿quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza?”.

Cuando somos capaces de vernos desde fuera (y es el humor lo que consigue darnos esa distancia y objetividad) relativizamos mejor viéndolo todo desde una perspectiva más útil: aquella que mueve al cambio en lugar de paralizarnos.

Metasufrimiento

Cuando tomamos conciencia del sufrimiento inútil que soportamos, nos enfadamos con nosotr@ mism@s. ¿Cómo algo que no tiene una importancia real puede generarme este estado de ansiedad? También aquí hay que aceptar la emoción que viene. No darnos la vuelta y sufrir porque sufrimos.

Terapia

Si quieres dejar de sufrir, sientes que tu estado emocional es desbordante o necesitas más herramientas para controlarlo, pide ayuda.

La terapia nos sirve para poner en valor lo que nos ocurre y, por supuesto, trabajar para cambiarlo.