✨​Dificultades en el Postparto✨​

Por norma general, se nos “prepara” de manera muy básica para el parto a nivel físico, y se nos cuenta que el momento del encuentro con nuestro bebé es algo tan fascinante, que todo lo vivido en el parto queda relevado a cenizas. Incluso, en algunas ocasiones hayamos podido escuchar a otras mamás hablar de la dureza del postparto, mencionando lo cansadas que están, la falta de sueño que tienen o la lentitud en su proceso de recuperación.

Pero, ¿realmente las futuras mamás o las mamás recientes sabemos a qué nos enfrentamos en nuestros postpartos? ¿Nos han “preparado” para conocer las dificultades con las que podemos encontrarnos en esta etapa de nuestras vidas?

Posiblemente la mayoría de vosotras respondáis que no. Y ese es el objetivo de este artículo, que conozcáis qué espinas podemos encontrarnos en nuestro postparto, y qué así, en el caso de toparnos con alguna de ellas, sepamos a qué nos enfrentamos y que, por supuesto, sepamos que no estamos solas.

¡Comencemos!

Separación madre-bebé

Una de las primeras dificultades que podemos encontrarnos es que nos separen de nuestros bebés tras el parto. Cuando la diada (madre-hije) es separada, no sólo sufre el bebé, también la madre. En el bebé, al separarlo de su madre, se producen una serie de respuestas en señal de protesta para volver a su zona de confort, su madre. Si esta protesta no es escuchada ni atendida, se activarán sensaciones de angustia y desesperación, además del sistema del estrés, donde elevados niveles de cortisol y adrenalina llenaran su torrente sanguíneo, lo que provocará una reducción de su temperatura y un aumento del ritmo cardíaco.

Por su parte, la madre entra en un estado de dolor muy profundo, pudiendo tener síntomas ansioso-depresivos. Inicia un estado de angustia por la separación, de enfado y desesperación. Existe tristeza por no tener a su bebé, duelo por la escena que había imaginado que viviría, y un aumento del estrés.

Duelo por el nido uterino vacío


La mujer inmersa en su postparto, ha dejado de estar embarazada y, aunque no siempre sucede, muchas refieren sensaciones de tristeza por el fin de esta etapa.
Esta situación, puede coexistir con la alegría y la satisfacción de tener a su bebé con ella. Sin embargo, aquellas que sienten esta tristeza, a menudo se sienten incomprendidas ya que la sociedad no entiende estos sentimientos de añoranza de la etapa anterior, y mucho menos, si nuestros bebes están sanos.
Es importante conocer que estas sensaciones son indicadoras de que se está atravesando ese duelo, y que es importante acompañarlas para apoyar así un postparto sano.

Amamantar

El camino de nutrir a nuestros pequeños a través de la lactancia materna, no siempre es sencillo. Podemos encontrarnos varias dificultades como grietas, mastitis, ingurgitaciones, etc., que, en caso de no poner solución, se complican, pudiendo incluso desarrollar fobia a dar el pecho en las mamás.

Frente a estos inconvenientes, es importante contar con el acompañamiento de profesionales expertos en lactancia, e incluso se ha demostrado el gran apoyo que aporta, pertenecer a grupos de lactancia y de madres. Éstos contribuyen al bienestar de las mamás, favoreciendo la confianza y la fortaleza de las mismas ante posibles presiones sociales, y también generando información y conocimientos en relación a la lactancia materna.

Disforia Postparto


Conocida más popularmente como “Baby Blues”.

Se refiere a “un estado de tristeza transitoria y leve que puede aparecer en los primeros días postparto y dura horas o pocos días y se resuelve de manera espontánea” (Ramirez, E.).

Entre sus síntomas podemos encontrar:

  • La tendencia al llanto,
  • Ánimo deprimido,
  • Ansiedad,
  • Problemas para dormir
  • Fatiga
  • Preocupaciones excesivas por el bebé.

Tiene una prevalencia del 40% al 60% (Jasedric, 2017), y aún así es una autentica desconocida para muchas mujeres. Éste hecho, el desconocimiento de que la disforia postparto existe, provoca en las mamás sentimientos de culpa y vergüenza por sentirse así, ya que la sociedad espera de ellas que estén felices y radiantes por tener a sus bebés junto a ellas.

Transformación

“El nacimiento de un niño y la responsabilidad de su vida causan cambios en la identidad femenina e implican cambios en sus relaciones personales y en todas las relaciones sociales. Por un lado, en el cambio de su identidad, la mujer pasa a asumir una nueva condición de sí, de la vida, de las relaciones, de los demás, provocando una transformación de comportamiento, posturas y finalmente un cambio completo en su autoimagen. Y, por otro, la sociedad al imponer papeles, fundamentalmente, exige ciertos posicionamientos y actitudes que la relegan a una condición de cumplidor de su deber” (Giordani et al., 2018).

Al convertirse en madre, la mujer ve transformada su vida anterior en todos los ámbitos: laboral, social, familiar y de pareja, adaptándose a los ritmos de su bebé y colocándolo en el
centro de las prioridades. Esto mismo ocurre en la pareja.

Es por ello por lo que muchos autores señalan que la maternidad es una verdadera crisis vital.

Sueño

Por todos y todas es sabido que dormir es una necesidad vital. Sin embargo, cuando estamos inmersas en el postparto, las madres ven sus ciclos del sueño interrumpidos, lo que las hace estar más cansadas en el día y que su estado emocional y las fuerzas para afrontar el día no sean las óptimas.

Esta situación, no solo afecta a las madres. Puede incluso afectar a la pareja y a todo el sistema familiar.

Varias investigaciones comunican que para favorecer el descanso materno y de la criatura, los recién nacidos duerman cerca de su madre, por ejemplo, practicando el colecho de forma segura.

Soledad


Por lo general, cuando se produce la incorporación de la pareja al puesto de trabajo, la mujer queda sola en casa con su bebé, al frente del cuidado de la casa y de los demás hijos, en el caso de tenerlos.


Esta sensación de soledad, sumada al cansancio y la falta de sueño pueden repercutir negativamente en el estado emocional de la madre. Estas realidades dificultan a la madre la
posibilidad de ocuparse en plenitud del cuidado del recién nacido. Es por ello por lo que se considera muy beneficioso que la madre tenga apoyos para evitar sensaciones de sobrecarga, ya que éstas pueden ser una variable influyente en el desarrollo de sintomatología depresiva postparto.

Sexualidad

El embarazo, parto y postparto, así como la lactancia materna, son considerados eventos de la vida sexual y reproductiva de la mujer. Al ser la sexualidad un fenómeno biopsicosocial, vamos a tratar todas estas áreas por separado.

Por un lado, teniendo en cuenta el aspecto biológico, se ha observado que en los primeros 6 meses aproximadamente del postparto, existe un menor deseo sexual en la mujer,
especialmente si ésta da lactancia materna exclusiva. Al alumbrar la placenta, los estrógenos y la progesterona caen, y la prolactina se incrementa para dar comienzo a la lactancia. Este hecho es lo que producirá esta disminución en el deseo sexual de la madre puérpera además de una posible escasa lubricación.

A nivel psicológico, la mujer acaba de vivir un episodio fuerte tanto a nivel físico como emocional, como es el parto. Según haya sido el transcurso de éste, la mujer se sentirá mas o
menos preparada para retomar las relaciones sexuales. Otros aspectos que nos encontramos en esta área, es el hecho de que muchas mujeres pueden sentir rechazo a que se les toque el pecho, ya que sienten que ese espacio es lo que aporta los nutrientes a su hijo, y dejan de verlo, por un tiempo, como una zona erógena. Lo mismo puede ocurrir con la vagina, teniendo en cuenta que el parto es reciente, la vuelta a considerarla un espacio sexual es extraño para algunas mujeres.

Presiones sociales

Llega un momento en la que toda mujer puérpera empezará a recibir presiones para volver al mundo externo, para hacer dietas, para hacer ejercicio y recuperar su figura, etc.
Estas presiones y la idea de que pronto se han de incorporar al mundo laboral, afecta a la vivencia psíquica que las mujeres tienen de su postparto, y en muchas ocasiones lo viven con estrés y presión.

Para que me entendáis, es como si la mujer estuviera en una carrera contrareloj en la que se le pide que vuelva a ser la de antes, estando todavía ubicándose en su nuevo rol de madre.

Por otro lado, nos encontramos con la presión de ser una buena madre. Sin embargo, ser una buena madre es algo totalmente subjetivo. Lo que para mi signifique ser buena madre, no tiene que ser lo mismo que para ti. Por tanto, hemos de respetar la opinión de cada madre y en todo caso optar prioritariamente por la información y el acompañamiento mas que por la presión y el juicio.

En nuestra sociedad, por lo general, impera un modelo de vuelta a la normalidad, de madres todopoderosas que pueden con millones de tareas, incluyendo el cuidado del bebe, volver al trabajo, el cuidado del hogar, el cuidado de la pareja y el cuidado propio.

Pero, ¿es esto real o es una meta fantástica que solo genera ansiedad en las madres que intentan alcanzarla?

✨​Convivir con alguien con ansiedad ✨​

No es fácil.

Convivir con alguien con trastorno de ansiedad puede ser incluso frustrante, porque lo que tú ves como lógico o evidente, la persona con ansiedad lo vive de una manera completamente diferente.

¡Ojo!

En ningún momento estamos diciendo que tengas que tragar con todo lo que esa persona te diga… Este post tiene la intención de que te ayude a comprender, pero no justifica comportamientos dañinos.

Una vez aclarado que la ansiedad no puede ser utilizada como excusa, veamos algunas situaciones que a priori quien no sufre este trastorno no comprende.

La necesidad de tener todo bajo control. 

A veces puede ponernos un poco de los nervios que la otra persona siempre pregunte sobre los planes hasta el detalle o necesitar ser directamente quien los prepare, sin amoldarse a los de los demás.

No es un capricho.

Las personas con ansiedad suelen tener pensamientos catastrotifistas sobre el futuro, por lo que se sienten más relajadas si perciben que controlan la situación.

Cancelar planes a última hora.

¿Has intentado quedar con una persona con ansiedad varias veces y a última hora te ha cancelado los planes?

No es que no respete tu tiempo, es que en el momento de hacer el plan de verdad creyó que iba a poder, pero tal y como se ha ido acercando la hora, el miedo ha ido ganando terreno y no se ve con fuerzas para afrontar la situación.

Irse rápidamente de sitios.

Una persona con ansiedad siente tal grado de malestar en algunos momentos/lugares que su mecanismo aprendido le hace huir.

Imagina que vas por el campo y ves una serpiente enorme, venenosa ¿cómo reaccionarías? 

Esa es la sensación constante que tiene una persona con algunos de los trastornos de ansiedad.

Es cierto que cada persona tiene unos ansiógenos específicos: sitios cerrados o abiertos, lugares llenos de gente, exposiciones, fobias específicas… Por eso conocer qué es lo que angustia a nuestro ser querido puede hacernos entender qué es lo que evita y por qué actúa como lo hace.

Mentir

Aunque hemos recorrido mucho camino, no es cómodo tener que explicar cada vez que no puede hacer ciertas cosas o ir a ciertos lugares por la ansiedad.

Muchas personas con este trastorno lo que termina haciendo es inventarse excusas. No es por falta de sinceridad, es que al no encontrar empatía lo más rápido es dar una explicación que todo el mundo entienda y no dé lugar a preguntas o a consejos no pedidos.

No hacer ciertas cosas por miedo

Bien que no viaje por miedo al avión, que no vaya a reuniones familiares por miedo a la evaluación negativa o que no quiera ir a la playa porque siente inseguridad al no tener un lugar de referencia… Pueden parecer pequeñas cosas pero, a lo largo de los años, va haciendo mella.

Si la persona con ansiedad no hace cierto tipo de cosas, no significa que tú tengas que dejar de hacerlo. Por mucho que te apetezca que te acompañe, no podemos olvidar que es su decisión (en el sentido de que el malestar que siente es tan intenso que prefiere no hacerlo).

Tener miedo a situaciones “cotidianas” es un fastidio, sobre todo, para la persona que lo padece. Comprenderlo y no añadir más sufrimiento al propio dolor es la mejor manera de ayudar.

Cada persona es un mundo, como lo es cada trastorno de ansiedad.

Aprender sobre el tema y escuchar a nuestro ser querido es lo más útil. Y, por supuesto, si te se hace cuesta arriba ¡también tú tienes derecho a pedir ayuda!

✨​Pensamientos molestos ✨

El ser humano cuenta con dos realidades: la externa y la interna.

Todo el mundo, de una u otra manera, distorsionamos la realidad, porque nuestro cerebro la filtra a modo de colador: nos quedamos con aquello que considera relevante.

Este filtrado suele hacerse a través de las palabras, es decir, que vamos contándonos qué ocurre. 

Y se realiza de forma automática.

El problema viene cuando el discurso que creamos no se ajusta con lo que de verdad sucede, llegando a dañarnos.

A esto le llamamos Dramaqueen.

Nuestra Dramaqueen es capaz de retorcerlo todo haciendo grande lo que no lo es tanto o viendo solo lo negativo de todo lo que nos pasa.

Así, los pensamientos automáticos nos generan emociones incómodas con las que no siempre sabemos lidiar.

¿Qué puedo hacer con esos pensamientos?

Es imposible dejar de pensar (siento si venías buscando otra solución). Es que ni siquiera es recomendable. 

Lo que sí podemos conseguir es aprender a que no nos haga daño.

Que sean como una mala canción en un bar: dejarla estar hasta que pase sin que nos ponga de mal humor o nos desconcentre de la conversación tan interesante que estamos teniendo.

Al querer luchar contra ellos sólo vamos a prestarles una atención que los alimenta, por lo que pueden hacerse más y más grandes cada vez.

Paradójicamente, cuanto menos “cuenta” les echemos menos molestarán y podremos continuar trabajando a favor de nuestros objetivos.

Las olas

Como digo, los pensamientos incómodos son como las olas del mar. Siempre están, por mucho que nos neguemos o que no queramos aceptarlas. EN esta metáfora tomamos conciencia de lo inútil que resulta ponernos a pelearnos con ellas ¿verdad? Pues tenemos que saber que es lo mismo con nuestro diálogo interno.

Sé que están, lo asumo (aunque no me guste) y sigo hacia delante.

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Metafórica-MENTE es un proyecto que nace con el objetivo de difundir herramientas psicológicas como las metáforas clásicas de la terapia de Aceptación y compromiso.

La terapia de aceptación y compromiso es una terapia de tercera generación de eficacia probada para diferentes trastornos emocionales.

Su fin terapéutico es asimilar lo que nos ocurre pero sin engancharnos porque lo que importa, al final, es trabajar para alcanzar nuestras metas.

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¿Te ha gustado?

Échale un vistazo a nuestro canal de Youtube

Dirección, diseño y Animación: Antonio Corral 

Guion: Eirene García – Antonio Corral – Alma Montes Arenas – Juanpe Gálvez

Voz: Jose Antonio Meca

Referencia: Wilson, K. G., & Soriano, M. C. L. (2014). Terapia de aceptación y compromiso (ACT). Ediciones Pirámide.

Antonio Corral:

https://www.instagram.com/locomotiongraphics/

Cómo afrontar unas oposiciones: últimos días

Cuando empezaste a estudiar la fecha del examen parecía tan lejana en el tiempo que nunca iba a llegar ¿verdad? En cambio, el día está aquí y aunque has estudiado todo lo que has podido, no sabes muy bien cómo afrontar esta última recta.

Los nervios están a flor de piel, la sensación de no haber aprovechado el tiempo está siempre rondándote por la cabeza y sientes miedo por si en el momento te quedas en blanco. 

Es normal.

Pero dejarnos llevar por estos pensamientos no nos ayudan en NADA y lo más acertado que podemos hacer es disminuir todo ese ruido para que los conocimientos que hemos adquirido tomen protagonismo.

Y es que las oposiciones nos las aprueba solo quien más sabe, sino quien mejor lo demuestra

Esta lista no es una lista común, porque no pretende darte unos ánimos vacíos. Lo que pretendo es que cuentes con estrategias útiles para que el día día del examen sea lo más óptimo posible y que esas variables extrañas no afecten todo lo estudiado.

  1. Permítete sentir lo que sientes.

Es normal sentir nervios y no es cuestión de desdramatizar con frases facilonas lo que crees que está en juego en tu vida. Es verdad que no va a ocurrir nada terrible si no apruebas (de esto hablaremos en el punto 2) pero eso no significa que no sea importante para ti y que hayas sacrificado mucho para llegar donde estás.

Es humano sentir inquietud y como tal, validamos nuestra emoción porque si nos la negamos, va a volver con más fuerza y eso no es lo más útil. Paradójicamente, aceptarlo es lo que más puede relajarnos.

  1. No es lo peor de la vida

No quiero que este punto parezca una taza de Mr Wonderful, pero hay que saber colocar en una escala de gravedad las cosas que nos pasan en la vida, sobre todo para que no vivamos como una tragedia insoportable un mal corte de pelo.

Las oposiciones son un momento estresante, estresantísimo pero realmente NO pierdes nada. En todo caso, vas a ganar si lo apruebas. Es decir, lo único que no vas a conseguir es una idea: la de la plaza fija, pero tu vida real no cambia, ¿me explico? 

Ser realistas en momentos como este nos puede ayudar a valorar las cosas en su justa medida.

  1. No todo depende de ti.

Hay quienes odian esto, pero es verdad. Y hasta cierto punto puede aliviarnos saberlo si las cosas no salen como esperábamos.

Puede tocarnos un tema que no sea de los que mejor preparados llevábamos o que en nuestro tribunal haya personas que corrijan de forma demasiado estricta. Puede que ese día tengas un virus y no te encuentres en plenas facultades o que todas las personas que se presenten en tu grupo sean súper máquinas y, por comparación, tu examen parezca peor…

Evidentemente hay que trabajar todo lo posible y cuanto más temas llevemos preparados muy bien, más probabilidades tendremos, pero lo que sabemos no es lo único que condiciona el resultado.

  1. El día de antes

En muchos artículos veréis que se aconseja no estudiar el día de antes. Eso es fantástico si no va a servirte de nada y va a empeorar tu estado de ánimo pero si no es tu caso y quieres afianzar fechas, leyes, nombres, no pasa nada por hacerlo.

Cada persona es un mundo y a estas alturas de la vida ya nos conocemos y sabemos qué funciona mejor para ti.

Eso sí… intenta dormir bien. Dormir es medicina y para el cerebro, más todavía.

—- Si puedes y el examen es en tu ciudad o ya estás allí, ve al lugar donde se celebra. Es una forma de reconocer el aula, hacerte un mapa mental y no perderte el mismo día. 

  1. El día del examen

Parece obvio, pero ve con tiempo. Así podrás (si no lo sabes de antes) ver dónde te toca hacer el examen. Aquí también cada cual tiene que saber cómo funciona… Si no te gusta hablar con gente porque te pone de los nervios, apártate, si prefieres, en cambio charlar para tranquilizarte, busca a compis de la academia.

Llévate algo dulce para el examen y agua. 

Desayuna lo que te pida el cuerpo (sabemos qué es lo indicado, pero si no te apetece, mejor no lo hagas).

  1. Póntelo fácil

No te pongas pegas ese día. Si crees que ir con alguien puede ayudarte, hazlo. Si te da miedo que el autobús no llegue a tiempo, coge un taxi (aunque cueste un poco más, luego nos lo quitamos de otra cosa). Es decir, todo aquello que creas que puede generarte una mínima sensación de ansiedad, busca una forma de hacértelo más llevadero.

  1. Hasta que te dan el examen

Creo que los minutos (demasiados a veces) que pasan desde que entras al aula hasta que puedes empezar a contestar son de lo más estresante que hay. Te quedas mirando al infinito, con la cabeza a mil, pensando solo en “no voy a poder”.

Busca estrategias para ese tiempo “muerto”: habla con quien tengas al lado (si ves que está disponible), canta una canción mentalmente (la de Mierda de Kase O dura casi 10 minutos) o intenta fijarte en detalles del aula. Cualquier cosa que te sirva para no alimentar la ansiedad.

  1. El examen

Quizá este es el “mejor” momento de toda la semana porque ya estás en lo que estás. La fantasía se ha terminado y ¡sorpresa! manejas mejor los nervios en la realidad ¿verdad?

Aquí poco más que decir que no sepas… No te encasquilles con lo que no sabes. Intenta hacer lo que mejor llevas al principio (te da más confianza para lo que viene) y piensa antes de escribir (si te dejan, incluso, haz un pequeño guion para que no se te olvide nada y ordenar tus ideas).

  1. ¿Y ahora qué?

Una de las cosas que ocurren tras un examen tan importante es que de repente no tienes nada que hacer. O al menos, esa es la sensación que da. Ahí la cabeza también puede dar más vueltas de las necesarias y, aunque no te digo que hagas cosas por hacer, sí es conveniente tener un plan.

Tener un plan tanto para los días inmediatamente posteriores como para el medio plazo. ¿Qué voy a hacer la noche del examen? ¿Y al día siguiente? ¿Qué ocurrirá con mi vida si no saco plaza este año? ¿Voy a seguir estudiando? ¿No?

Tener respuestas a esas preguntas nos ayuda a seguir con nuestra vida, pase lo que pase en el examen.

✨​¿Tengo una autoestima saludable?✨​

Aunque creamos lo contrario, una autoestima saludable no significa que creamos que todo lo que hacemos o lo que somos es perfecto.

Cuando hablamos de autoestima alta, hablamos del grado de aceptación al que hemos llegado respecto a lo que opinamos que somos, respecto a nuestro autoconcepto.  

Porque somos la idea que tenemos sobre lo que somos.

Y evaluar positivamente esa percepción es lo que arroja una autoestima sana.

Por eso la autoestima no es inmutable.

El concepto que tenemos sobre lo que somos varía según sea aquello que estamos valorando.

La autoestima, por lo tanto, depende de muchos factores y de qué ámbito en específico es el que midamos.

Lo importante es mantener cierto grado de aceptación. Tener autoestima es la capacidad de conocerse, respetarse y saber cuáles son tus derechos. Entender que no eres menos que nadie y que mereces que te traten como tal.

Cuando nuestra autoestima es alta o saludable pensamos, sentimos y actuamos de manera útil y beneficiosa para nuestra vida y para la vida de quienes nos rodean, incrementando, en consecuencia, nuestro bienestar.

Pero… ¿cómo podemos saber si tenemos una autoestima saludable?

La autoestima alta no se mide en querer llevar la razón a toda costa, si no en saber que podemos cambiar de opinión o reconocer nuestros errores.

Cuando tenemos una autoestima saludable somos capaces de defender nuestros derechos y opiniones, aunque eso implique que otras personas puedan atacarnos por los mismos.

No creemos poder con todo pero conocemos nuestras capacidades y confiamos en ellas aunque sabemos pedir ayuda.

Sabemos que no somos más que nadie, pero tampoco menos y por lo tanto tratamos con dignidad a las personas, pidiendo ser tratadas de la misma manera.

Una persona con autoestima saludable, no manipula para salirse siempre con la suya, pero conoce sus derechos y sabe que puede hacer lo que considere oportuno sin sentir culpa por hacerlo.

No es inmune a las críticas, pero no se deja arrastrar por las mismas.

Reconoce y acepta sus emociones y es capaz de expresarlas con asertividad.

Entiende que cada persona es igual y por lo tanto reconoce que todos sus derechos naturales son aplicables a lxs demás.

Acepta los cumplidos.

La autoestima, como vemos, no es creerse una super-persona. La autoestima es una consecuencia. Los cimientos son el conocimiento que tenemos sobre nosotr@s, sobre nuestras emociones, valores y actos. Pero los de verdad, no los que mostramos al mundo.

Es ser buenx con unx mismx, en definitiva.

¿Y tú? ¿Cómo eres contigo?

¿Cómo superar el miedo a la muerte?

Lo lógico es que te de miedo, porque es algo desconocido que nos inquieta. Y nuestra  Dramaqueen se pone a darnos la turra con ¿y a dónde vas a ir? ¿que pasará contigo? ¿te echará de menos alguien?

Y todo eso es normal que te ocurra. Por otro lado quiero contarte que este miedo tiene mucho qque ver con nuestra cultura y creencias. Con ello me refiero a que en nuestra cultura judeocristiana el peso de la religión y el cómo se vive la muerte influye en que le tengamos ese miedo. Vivimos en una cultura que vive de espaldas a la vida y digo vida porque la muerte forma parte de la vida.

¡Piénsalo! Lo estudiamos en el cole. Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. ¿Y qué somos nosotros sino seres vivos?

Antiguamente en nuestra cultura a las personas fallecidas se las velaba en las casas, no en los tanatorios. Los niños correteaban alrededor y se hablaba de la muerte y se les hacía participe. Ahora se les cuenta que se han ido de viaje.  Se hablaba, conversaba, acompañaba. Ahora se le suele restar importancia, o se evita hablar de la muerte y el duelo cuando una persona lo está atravesando.

Cuando alguien cercano muere eso nos lleva tomar más conciencia y pensar en nuestra propia muerte y como desconocemos completamente el tema, nos cagamos vivos cuando la Dramas nos pone por delante la película con el luminoso “Tu muerte” con todo lujo de detalles.

Todo esto para decirte, que tener miedo es normal, otra cosa es cómo puedo gestionar ese miedo y te voy a contar 4 cosicas que te pueden ayudar.

1.      Afronta. Para hacer pequeño un miedo hay que afrontarlo. Infórmate. Acércate. Hay libros y también contenido al respecto. A mí me encantó el de “Una muerte, un amanecer” de Elisabeth Kübler Ross.

2.      Acepta. Estar dispuesto a QUE LA VIDA ES COMO ES. La incertidumbre forma parte de la vida. Pero sabemos que sí o sí, la muerte es una certeza. No hay nada que podamos hacer para evitarla. No sabemos cómo ni cuándo y es normal que esto nos produzca preocupación pero te animo a pensar en que utilidad tiene centrarse en los pensamientos de voy a morir y quiero saber cómo y cuándo será. ¿No es más útil centrarse en que ahora no estas muriendo y hacer las cosas que te importan en vez de la película Muerte inminente que solo es una peli? Cuando llegue ese puente ya lo cruzarás.

3.      Párate. ¿Qué es importante para ti? ¿Qué objetivos vitales tienes?¿qué te hace sentir bien? Tiene más sentido y utilidad ahora que estas vivo centrarte en esto no?

4.      Hazte presente. La Dramas nos lleva al futuro y al pasado y no secuestra del presente.  Y lo cierto es que el presente es lo que realmente tenemos. Por eso es tan importante que respondas a la pregunta de qué quieres hacer con tu vida.

Si todo esto que te planteo se te hace un poco bola te invito a inscribirte a mi newsletter para que recibas mas contenido que pueda ayudarte o inviertas en el curso Calla a tu mente, Calla a tu dramaqueen que va a ayudarte a bajar el volumen, clarificar lo que te importa, actuar en consecuencia y por tanto estar más tranquil@ y presente.

✨Tenemos una mente miedosa y perezosa✨

Y vamos a demostrarlo con un experimento:

Wilkes y Leatherbarrow en 1988 realizaron un experimento llamado “El Incendio”.

A un grupo de personas se les contó la historia de un incendio cuya causa había sido unos botes de pintura.

Cuando se acercaba el final de la sesión, dijeron al grupo que habían recibido información de última hora: No había latas de pintura por ningún lado.

No añadieron nada más.

Al pasar varios días, citaron al mismo grupo y aproximadamente el 50% de los y las participantes refirieron como causa del incendio las latas de pintura, aunque sabían que no habían encontrado ninguna en el edificio.

¿Qué demuestra este experimento?

Que la mente humana prefiere tener una explicación aunque sea errónea a no tener ninguna.

¿Y cuál es el problema?

Al no soportar las incertidumbres de la vida, si aparece alguien con una respuesta que nos tranquilice, aunque no se ajuste a la verdad, la aceptamos.

Esta tendencia, junto al sesgo de confirmación, hace que entremos en contacto con pseudociencias que no son para nada útiles a largo plazo.

La ciencia te da respuestas, pero no siempre verdades absolutas, porque en eso se basa.

Aceptar que la vida es incontrolable da miedo, no os lo voy a negar. Pero una vez nos preparamos para ello somos capaces de asumir lo que ocurre desde un punto de vista activo, no desde la resignación que los dogmas ofrecen.

Y eso nos ofrece una cosa mucho más importante: ser libres.

✨All you need is love? ✨

No.

Por mucho que nos lo hayan metido en la cabeza, el amor de pareja, el romántico no es lo único que necesitamos para vivir.

El amor, esa sensación que te vuelve la vida del revés y por el que no puedes comer ni dormir, está guay, es droga dura, pero no significa que lo pueda todo, ni que lo sea todo.

Hay mucha gente que debido a esta idea subyacente aguanta al lado de alguien con quien no tiene nada en común o quien directamente no le aporta felicidad. Hace miles de intentos por seguir ahí, llegando incluso a perderse para que no ser abandonad@.

Me encuentro esta situación a diario en terapia de pareja.

Las parejas vienen porque suele haber diferencias que los separan. Pero también porque alguna de las partes se ha ido diluyendo por el miedo de perder la relación , lo que, al final, ha hecho que la pareja lo acuse.

¿Por qué sigo, si no quiero?

Una de las causas es que la búsqueda del amor romántico se ha convertido en el centro de la vida. Parece que sin pareja no eres nada, no mereces nada, no puedes ser feliz.

Por eso, cuando encontramos a alguien, la colocamos en el centro y empezamos a girar a su alrededor.

Leído así nos damos cuenta que resulta poco saludable ¿verdad?

Cuando llenamos nuestro tiempo y espacios de lo mismo ¿qué ocurre si un día desaparece?

Que nos aplasta el vacío.

El miedo a perder ese “todo” se vuelve atroz, y hacemos lo imposible para mantenerlo generando relaciones dependientes.

¿Cómo evitar las relaciones dependientes?

Depender significa estar sujeto a condiciones. En una pareja tiene que haber acuerdos, está claro, pero no condicionar la forma de ser, de sentir o de hacer de la otra persona. Para evitar una pareja dependiente, lo ideal es que nuestra vida esté plena en todos o en otros ámbitos. Es decir, cuando tenemos redes sociales (y no me refiero a Instagram), suficiencia económica, bienestar emocional, un trabajo que nos gusta…. somos capaces de ver con más perspectiva y saber que podemos (perfectamente) sobrevivir sin esa persona.

Busca tiempo para ti

Sois pareja, no siameses (esto lo dice mucho una amiga mía y me encanta ). Es imprescindible tener momentos a solas, que no sean compartidos en pareja. Puede ser un café con alguien, un viaje o un ratito de lectura por las tardes, eso depende de cada necesidad. Pedir tiempo para ti no es egoísta y tenemos derecho a disfrutarlo.

Mantén tus intereses

Está claro que en pareja hay que ceder. A veces es ver una película que no te gusta demasiado, pasar un finde con sus amig@s o comer en un restaurante que no es tu favorito… Pero eso no significa que tengas que abandonar tus hobbies o intereses. Y no es necesario que la otra persona se vea arrastrada a eso que tanto te gusta. Puedes disfrutar por tu cuenta del mismo.

Intenta relacionarte con personas ajena a tu pareja

Las relaciones sociales son importantísimas también en pareja. Hablar en profundidad con otras personas, compartir tiempo, sentirte apoyad@… todo esto nos ofrece un punto de vista diferente al que tenemos en casa.

Al tener parcelas propias, aunque pueda parecer paradójico, la relación se vuelve más sana, porque no NECESITAMOS estar con esa persona, sino que lo elegimos cada día.

✨¿Cómo saber si mi duelo se ha complicado? ✨

El duelo es el proceso de sanación de la herida que deja la pérdida de algo que nos importaba.

El duelo no solo ocurre cuando una persona fallece. Puede haber un duelo por una pérdida material, emocional (como una ruptura), evolutiva…

Es decir, cualquier pérdida nos genera una sensación de vacío. Duele. Y todas tienen derecho a ser reconocidas y sanadas.

Lo que más se conoce es el modelo de duelo por fases. Esta teoría nos habla que hay que pasar algunas etapas en el proceso de duelo: negación, negociación, ira, depresión, aceptación. Os suena ¿verdad?

Pero bajo mi punto de vista, este marco teórico se ha quedado anticuado. Ahora los psicólogos y psicólogas hablamos de Tareas de duelo.

Porque el duelo no es como subirte en un tren que va haciendo paradas hasta que llegas a tu destino. Se siente más como una montaña rusa.

Tareas de duelo

1.      Aceptar que la pérdida ha sido real.

2.      Sentir todas las emociones que acontezcan.

3.      Aprender a vivir en un mundo sin lo que se ha perdido.

4.      Recolocar emocionalmente a la persona.

5.      Revertir lo aprendido en beneficio de los demás.

¿Cómo puedo saber si mi duelo se ha complicado?

Un duelo se complica cuando los mecanismos para afrontarlo se convierten en defensas que incapacitan y limitan.

Es como si el duelo fuese una especie de laberinto y al quedarnos atascados en alguno de sus pasillos, nos hace permanecer inmóviles porque no vemos que haya forma de salir.

Entendemos que el duelo se complica cuando nos quedamos atascados en alguna de las tareas. Lo que en un principio es adaptativo y debe ayudar a resolverlo acaba por convertirse en un problema cuando se mantiene en el tiempo.

Por ejemplo:

  • Tener sensación de incredulidad es lo más normal al principio. No puedes creer lo que ha pasado. Si esto se mantiene en el tiempo, puede complicar el duelo.
  • Sentir enfado, rabia o envidia es normal durante el proceso. Pero si esas emociones pasan a convertirse en un estado de ánimo y la persona se siente amargada todo el tiempo le va a afectar en todas las áreas de su vida y le va a llevar a aislarse y deprimirse.
  • Los pensamientos intrusivos y circulares de porqué a mi,  porqué no hice esto o porqué si lo hice son normales al principio pero si la persona se queda enganchada a ellos esto puede llevarla a sentir mucha culpa o rencor y ello a deprimirle.
  • Sentir apatía y no tener ganas de hacer nada también es muy común pero si se alarga en el tiempo la persona dejara de ser funcional y no se ocupará ni de si misma ni de las direntes áreas de su vida.

Hace un tiempo, para ayudar a una amiga, creé un cuaderno de duelo. No está muy bonito ni muy bien maquetado, pero os dejo el enlace por si os es de utilidad. Aún así, si te sientes identificado/a con lo que venimos hablando sobre complicaciones en el duelo, te animo a pedir ayuda a un psicólogo o psicóloga especializad@ en duelo para que pueda ayudarte y acompañarte en el proceso.

✨¿Por qué siento envidia?✨

Las emociones no son buenas o malas.

Pero es cierto que hay algunas que nos incomodan, bien porque no sabemos gestionarlas, bien porque no queremos sentirlas.

Es el caso de la envidia.

La envidia es considerada es una emoción indeseable, socialmente rechazada. Cuando la sentimos, a su vez, aparece la culpa ¿por qué tengo que sentirme así? ¿Será que no soy buena persona? ¿Puedo hacer algo para evitarla?

Con este post quiero que veamos la humanidad que hay tras esta emoción y cómo gestionarla. Al menos para no añadir más sufrimiento a la emoción.

¿Qué es la envidia?

La envidia es una de las emociones que está conectada con el miedo y que surge porque queremos algo que otros tienen. Puede aparecer cuando ves que alguien ha conseguido algo que es importante para ti o cuando tú has perdido algo que era valioso.

Quiero aclarar que no existe envidia sana o mala. Existe la envidia humana. Y a mí no me gusta llamarla sana y mala porque ambas son inherentes a la experiencia humana y a los procesos que los seres humanos vivimos y experimentamos.

Es cierto que a veces sentirla puede llevar a las personas a cometer actos de dudosa moralidad pero otras les insuflan motivación para llegar a conseguir aquello que quieren y no rendirse.

Quiero decirte que sentirla no te hace mala persona, solo persona. Que es normal cuando surge que aparezcan pensamientos chungos porque hay trances muy dolorosos. Quiero DECIRTE que eso no tiene nada que ver con ser buena o mala persona. Cuando murió mi hija desee que todos los bebes desapareciesen, porque cada vez que me encontraba con uno sentía envidia y enfado. De porqué yo no y los demás si. Mi solución al problema era que nadie tuviese un bebe y así no tendría que ver ninguno que me hiciese recordar que mi hija había fallecido.

Esto te lo cuento porque es importante que la normalicemos. La envidia se castiga mucho en la sociedad por nuestra cultura cuando es algo muy nuestro.

¿Y cómo la gestiono?

1.      Respira y observa dónde la sientes en tu cuerpo.

2.      Identifícala, nómbrala.

3.      Pregúntate ¿para qué esta ahí?¿Para que te sirve? Sé que te hace sentir mal, pero ese hacerte sentirte mal ¿qué provoca en ti?. Estoy segura que hace que muevas el culo y te pongas en marcha para conseguir lo que quieres o para pedir ayuda para poder atravesar tu duelo.

4.      Tú no eres tus emociones y tus pensamientos. No eres mala persona por sentir envidia y tener cierto tipo de pensamientos.

5.      Recuerda que no es lo que piensas y sientes sino lo que hace con eso que piensas y sientes.

6.      Actúa. Haz que la envidia te sea útil como energía para moverte a conseguir lo que quieres y trabajar por ello.

Como sabemos, no podemos evitar sentirnos como lo hacemos, pero sí qué hacemos.

Que sientas envidia no significa que vayas a hacer nada para que otras personas estén peor. Es importante usar esa energía para mejorar aquellos aspectos de tu vida con los que no te sientes conforme.

Si todo esto que te planteo se te hace un poco bola te invito a inscribirte a mi newsletter para que recibas más contenido que pueda ayudarte o inviertas en el curso Calla a tu mente, Calla a tu Dramaqueen que va a mostrarte herramientas para bajar el volumen, gestionar tus emociones y pensamientos, clarificar lo que te importa, actuar en consecuencia y por tanto estar más tranquilx y presente.

Y tú ¿qué piensas?