Suicidio: no es querer morir, es querer parar el dolor | causas, prevención y esperanza

Prevención del suicidio en España: entender el dolor para salvar vidas

Cuando hablamos de suicidio todavía se escuchan barbaridades.

“Es lo que quería”, “se lo buscó”, “no aguantó más”. Y esas frases no solo son falsas, también hieren. Porque el suicidio no es un deseo de morir. El suicidio es un grito desesperado de quiero dejar de sufrir ya.

La mente, cuando el dolor aprieta, se convierte en un callejón sin salida. Como un caballo con orejeras: visión túnel, todo se estrecha. Solo ves la oscuridad delante, nada más. Y ahí aparece el impulso: acabar con todo. No para morir, sino para apagar ese incendio que parece imposible de sostener. Y no es solo una metáfora: la ciencia lo demuestra, y más adelante te enseño cómo.

Suicidio en España 2024: cifras y realidades invisibles

En 2024, 3.846 personas se suicidaron en España, unas 11 al día (fuente: La Sexta). La mayoría fueron hombres, sobre todo entre los 50 y 59 años, aunque también hubo mujeres y adolescentes. Hubo incluso 10 suicidios de menores de 15 años.

Estos números no son estadísticas frías: son vidas que se apagaron porque el dolor fue más fuerte que la esperanza.

¿Es el suicidio una solución o una trampa de la mente?

Para quien lo intenta, en ese instante, el suicidio parece una solución. Pero no lo es. Es una trampa brutal de la mente.

Porque el suicidio no apaga solo el dolor, apaga todo: los vínculos, los proyectos, la posibilidad de que algo cambie. Y lo que la ciencia sabe, y lo que vemos en terapia, es que ninguna emoción dura para siempre. Sí, la desesperación arrasa. Sí, la ola parece infinita. Pero siempre baja.

El problema es que cuando estás dentro, no lo ves. La mente se convierte en una mentirosa profesional. Te dice: “esto no va a acabar nunca, no hay salida”. Y tú te lo crees.

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Lo que la neurociencia confirma

Aquí es donde la ciencia lo pone negro sobre blanco. Estudios con resonancia funcional muestran que, en estados de desesperanza, la amígdala (el centro del miedo y la alarma emocional) se enciende como un incendio, mientras la corteza prefrontal (la que nos ayuda a poner perspectiva y ver alternativas) se apaga. Se reduce la flexibilidad cognitiva y aumenta la fusión con los pensamientos negativos: la persona se cree al 100% lo que su mente le dice, sin poder tomar distancia

En otras palabras: la emoción arrasa y la razón no frena. Y eso explica la visión túnel, la sensación de que no hay más salida que desaparecer.

El peso del estigma social en el suicidio

Y si encima añadimos el juicio social, el cóctel es mortal. Todavía se habla de egoísmo, de cobardía. Como si el suicidio fuera un capricho. Y lo único que consigue ese discurso es que quien lo piensa se calle. Que no pida ayuda. Que se quede solo con su dolor.

Convivir con el dolor no es rendirse

Y aquí quiero hacer un matiz: aprender a convivir con el dolor no es rendirse. No es resignarse, no es decir “me quedo aquí, destrozado para siempre”.

Te cuento una historia real: una mujer me dijo después de un intento de suicidio, “pensé que ya no tenía nada, solo la vergüenza además del mismo dolor. Pero el tiempo me enseñó que el dolor sigue, sí, pero también cambiaba. Que podía llorar y reír el mismo día. Que la tristeza estaba, pero también el café con mi amiga, o el olor del mar. Aprendí a vivir con las dos cosas a la vez”.

Eso es convivir con el dolor. Darle un espacio, porque si lo tapas te rompe más. Es surfear las olas. No desaparecen, pero puedes aprender a mantenerte encima sin hundirte. Y tu mente no se cierra en un callejón sin salida.

En este artículo vamos a hablar del dolor, y qué hacer cuando es tanto el sufrimiento que no podemos más.

Prevención del suicidio: cómo cambiar la narrativa

Por eso urge cambiar la narrativa. Nombrar el suicidio no lo provoca, lo que mata es el silencio. Hablar de apoyos, de tratamiento, de escucha, de esperanza. Decir que pedir ayuda no es debilidad, es supervivencia. Recordar que sobrevivir a un intento no es el final: es el inicio de otra historia.

Si quieres profundizar más, aquí te dejo otros artículos que amplían esta mirada:

Psicología contextual y ACT frente al dolor extremo

Desde la psicología contextual y la ACT trabajamos justo ahí: no se trata de eliminar el dolor, sino de aprender a vivir con él, de dejar de luchar contra lo inevitable y elegir cómo queremos relacionarnos con lo que sentimos. No podemos detener las olas, pero sí aprender a surfearlas.

Hablar del suicidio salva vidas

Hablar del suicidio salva. Reconocer el dolor salva. Recordar que hay alternativas, aunque no se vean en el momento, salva. El silencio no protege a nadie. La palabra, la escucha, el acompañamiento sí lo hacen.

Si estás pensando en suicidarte o conoces a alguien en riesgo: habla. Pide ayuda. No tienes que hacerlo sola ni solo.

Recursos prácticos si necesitas ayuda

  • 📞 Teléfono 024: línea 24 horas de atención a la conducta suicida en España. Es gratuita, confidencial y está disponible todos los días.
  • 📞 Teléfono de la Esperanza: 717 003 717 (24h).
  • Si eres menor, también puedes llamar al ANAR: 900 20 20 10.

Y si estás fuera de España, busca los teléfonos de emergencia de tu país. En cualquier caso, si tú o alguien que conoces está en peligro inmediato, llama al 112.

No es un signo de debilidad pedir ayuda. Es el primer paso para darle al dolor otro camino que no sea arrasarte.

Etiquetas :

Educación,Gestionar emociones,Psicología,Psicólogos Online

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Pasos a seguir para empezar tu terapia

Se trata de un proceso en fases:

  • Sesión de acogida gratuita

    En primer lugar tendrá lugar la sesión de acogida de unos 15-20 min. con la coordinadora del equipo de psicólogos, donde trasladarás cual es tu necesidad en cuanto al problema que te trae a consulta y te daremos toda la información que necesitas.

  • Te asignamos al mejor psicoterapeuta para tus necesidades

    Si decides empezar la terapia psicológica para la ansiedad con nosotros, se te asignará un psicólogo o psicóloga de nuestro equipo de profesionales especializado/a en ansiedad, con el que tendrás la sesión de valoración.

  • Plan de trabajo

    A partir de ahí se establecerá un plan personalizado y consensuado contigo para que así puedas lograr tus objetivos terapéuticos para solucionar los problemas que la ansiedad está causando en tu vida y puedas alcanzar la metas que quieres en tu vida. El plan de trabajo puede incluir trabajo para casa porque terapia no es solo lo que ocurre en sesión sino también lo que haces con lo que trabajas en sesión en el día a día.