No todas las rupturas son iguales
A veces el amor no se acaba de golpe, sino que se desangra poco a poco.
Otras veces, se rompe con un estruendo que te deja temblando.
Y en los casos más difíciles, el final no solo duele: te descoloca, te rompe en pedazos, te deja sin aire.
Eso es una ruptura amorosa traumática.
No hace falta que haya habido violencia o infidelidad para que una ruptura sea vivida como trauma.
A veces basta con haber construido tu vida entera alrededor de alguien y que, de repente, todo se desmorone.
La mente – esa Dramaqueen que no calla – empieza su función: “¿Qué hice mal?”, “¿Por qué a mí?”, “Y si hubiera aguantado un poco más…”
Desde la psicología contextual, entendemos que no se trata de borrar lo que sentimos, sino de aprender a relacionarnos de otra manera con ese dolor. Porque no puedes dejar de amar de un día para otro, pero sí puedes aprender a sostener el dolor, sostener lo que sientes sin que te arrastre.
La ruptura como duelo: no solo “pierdes” a la persona, sino que te separas de una historia
En terapia vemos muy a menudo que el duelo amoroso tiene las mismas reacciones emocionales que el duelo por una muerte.
No exagero: la tristeza, la rabia, la incredulidad, el vacío… todo está ahí.
Solo que, en este caso, la otra persona sigue viva, y eso lo complica todo.
Verle en redes. Saber que sigue con su vida. Pensar que quizá ya está con otra persona.
Cada estímulo se convierte en una punzada.
Pero no estás loca, ni débil, ni exagerada: tu cerebro está intentando adaptarse a una pérdida real.
Has perdido una fuente de apego, de identidad, de seguridad.
Y eso activa las mismas áreas cerebrales que el dolor físico.
Por eso, cuando alguien te diga “ya deberías haber pasado página”, recuerda: no hay un calendario del duelo.
Cada persona necesita su tiempo para recomponerse, y ese tiempo también puede vivirse acompañada.
👉 Puedes leer más sobre duelo y transformación emocional en el artículo “El dolor importa”.
Lo que duele no es solo el final, sino todo lo que no fue
Una de las trampas más crueles de la mente tras una ruptura es el “y si…”:
“Y si hubiera sido más paciente…”
“Y si él o ella cambia…”
“Y si esta vez sí me demuestra que me quiere…”
La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) lo llama fusión cognitiva: cuando tomamos nuestros pensamientos como verdades absolutas. Y desde ese lugar, el sufrimiento se multiplica.
Porque lo que duele no es solo el final de la relación, sino el duelo por la historia que imaginabas:
la casa juntos, los viajes, los hijos, los cumpleaños compartidos.
Todo eso también hay que dejarlo ir.
ACT nos enseña a observar esos pensamientos sin engancharnos, como quien ve pasar las nubes.
No se trata de repetir “no pienses en eso”, sino de aprender a mirar sin luchar.
“Intentar no sentir es como intentar negar uno de tus pies.”
(Eirene García, No voy a tranquilizarme porque me digas tranquila).¿Necesitas ayuda? Reserva una sesión de acogida gratuita para entender como podemos ayudaros.
Cuando la relación fue dañina (y aun así duele)
Puede que lo tuyo fuera una relación tóxica o desequilibrada.
Puede que tú fueras quien decidió cortar.
Y aun así, te sientas culpable, vacía o incluso peor que antes.
Esto pasa porque romper con alguien que te hace daño también implica duelar.
Duelas la promesa, la esperanza, la versión de ti que aguantó demasiado.
En terapia, suelo recomendar un ejercicio sencillo pero potente:
📓 Escribe dos listas.
En una, lo que esa relación sumó.
En la otra, lo que te quitó.
Cuando lleguen las dudas – y llegarán, vuelve a esa segunda lista.
Léela. Recuérdate por qué saliste de ahí.
El amor no siempre basta.
Y no, no es egoísta elegirte.
“Porque te quiero a ti, pero me quiero más a mí.”
(Eirene García).
El cuerpo también hace duelo
Una ruptura amorosa traumática no solo se vive en la cabeza: se siente en el cuerpo.
El pecho pesa, el estómago se cierra, no duermes, no comes o comes demasiado.
Tu sistema nervioso está en modo amenaza constante.
Está intentando protegerte de un peligro que ya no existe.
Por eso, parte del trabajo en terapia online consiste en reconectar con el cuerpo.
Respirar.
Observar las sensaciones sin huir.
Volver a ocupar tu espacio físico y simbólico.
En ACT hablamos de presencia plena: volver una y otra vez al aquí y al ahora, con lo que hay.
No para que deje de doler, sino para que el dolor no te gobierne.
👉 Puedes encontrar herramientas prácticas en el curso Calla tu mente, diseñado para gestionar la ansiedad y entrenar la mente cuando se pone en modo catástrofe.
El mito de “cerrar ciclos”
No tienes que cerrar nada si aún no puedes.
Ni quemar fotos.
Ni escribir cartas de despedida.
Ni forzarte a decir “ya está”.
A veces sanar no es cerrar, sino abrir espacio para lo que duele, sin negarlo.
Aceptar que hay heridas que dejan cicatriz y que no pasa nada.
La aceptación, en ACT, no es resignación.
Es elegir conscientemente no seguir peleándote con lo que no puedes cambiar.
Y ese es el principio del cambio real.
¿Qué pasa cuando hay trauma?
Algunas rupturas dejan un trauma real.
La persona se queda atrapada en un bucle: quiere alejarse, pero también volver.
O siente que sin esa relación, no hay vida, o no sabe quién es.
En estos casos, la terapia online especializada en trauma y apego puede ayudarte a reprocesar lo vivido.
A diferenciar entre revivir y recordar.
A devolver cada emoción a su lugar.
En Eirene García Psicología trabajamos con enfoques contextual, con terapia EMDR y ACT, centrados en la reconstrucción del sentido personal tras la ruptura.
La meta no es olvidar, sino reconectarte contigo, con tus valores y tu vida más allá del vínculo.
Si crees que estás en ese punto, puedes reservar una sesión de acogida gratuita para valorar tu caso y acompañarte desde ahí.
Las fases del duelo amoroso (y cómo se transitan)
A menudo escuchamos hablar de las “etapas del duelo” como si fueran una escalera: negación, ira, tristeza, aceptación…
Pero la realidad es muy distinta.
El duelo no es una línea recta, ni una lista de tareas que cumplir.
Es más bien un zigzag emocional, con avances, retrocesos y desvíos laterales.
Un día sientes alivio, al siguiente te rompes. Y eso no significa que vayas hacia atrás: significa que sigues transitando.
El modelo clásico de Elisabeth Kübler-Ross (1969) describió cinco fases:
– negación,
– ira,
– negociación,
– depresión
– aceptación.
Pero la evidencia científica actual muestra que no todas las personas pasan por ellas ni en ese orden (Choosing Therapy, 2023; PMC5375020).
Investigaciones más recientes, como el modelo del proceso dual de Stroebe y Schut, explican que las personas se mueven entre dos polos:
- Orientación a la pérdida (llorar, recordar, conectar con el dolor)
- Orientación a la restauración (adaptarse, reorganizar la vida, abrirse a lo nuevo)
Y se va alternando constantemente entre ambos. No hay error en retroceder. Es parte del proceso (Dual Process Model).
Por eso prefiero hablar de tareas del duelo, más que de etapas:
- Aceptar la realidad de la ruptura.
No negar lo que pasó. Poner nombre al vacío. - Dar espacio a las emociones.
Tristeza, rabia, culpa, alivio… todo tiene un lugar. - Reconstruir la identidad.
Redescubrir quién eres sin ese vínculo. - Recolocar emocionalmente a la otra persona.
Aprender a recordarla sin que duela. - Volver al mundo.
No para olvidar, sino para vivir de nuevo.
El duelo se transita, no se supera.
Y si alguna vez sientes que retrocedes, recuerda: el camino también se anda en espiral.
👉 Lee más sobre cómo acompañar el dolor sin huir de él en “El dolor importa”.
Cuando la mente se engancha al pasado
El “¿y si hubiera sido diferente?” es una de las trampas favoritas de la mente.
En ACT decimos que preocuparse por lo que no se puede cambiar es sufrimiento gratis.
La práctica consiste en aceptar los pensamientos sin seguirlos.
No luchar contra ellos, sino reconocerlos y dejarlos pasar.
Lo importante no es vaciar la mente, sino no creer todo lo que piensas.
Esa es una de las claves de la terapia contextual: tu mente no siempre dice la verdad.
La soledad después del amor
Después de una ruptura, el silencio puede doler más que cualquier palabra.
Y muchas personas entran en una etapa de ansiedad, insomnio o miedo a estar solas.
Pero estar solo/a no es lo mismo que sentirse solo/a.
Estar solo/a puede ser el principio de volver a ti.
El espacio donde descubres qué necesitas y quién eres ahora.
No hace falta llenar cada vacío con un nuevo amor, un viaje o mil planes.
A veces, lo más valiente es quedarte contigo.
Aprender a escucharte sin ruido.
“Normalicemos decir ‘no tengo ganas’. Normalicemos el silencio.”
(Eirene García).
Terapia de pareja online: cuando todavía hay algo que cuidar
No todas las relaciones necesitan terminar.
A veces lo que duele no es la ruptura, sino la distancia emocional dentro de la pareja.
La terapia de pareja online puede ser un espacio para reencontrarse, aprender a comunicarse sin herirse, poner límites, expresar necesidades y recuperar el vínculo desde la honestidad.
Desde la psicología contextual y ACT, el objetivo no es “salvar la pareja a toda costa”, sino acompañar a ambas personas a actuar desde sus valores, ya sea juntos o separados.
Si te reconoces en frases como:
- “No sé si seguir o irme”
- “Hemos dejado de hablar”
- “Siento que me pierdo dentro de la relación”
…entonces puede ser el momento de pedir ayuda profesional.
No para que alguien decida por ti, sino para aprender a decidir sin miedo.
👉 Te invito a leer este artículo para reflexionar sobre tu pareja: ¿Cómo está tu pareja?
No todo llega, pero todo cambia
Hay heridas que no se cierran con tiempo, sino con sentido.
Y el sentido no aparece solo: se construye, paso a paso, con ayuda, con presencia y con ternura hacia ti.
La psicología contextual nos enseña que no podemos controlar lo que sentimos, pero sí cómo actuamos frente a ello.
Y que vivir no es eliminar el dolor, sino caminar con él sin que nos arrastre.
Si estás leyendo esto con un nudo en el pecho, quédate con esto:
No está todo perdido.
Estás transformándote.
Recursos y lecturas recomendadas:
- Curso: Calla tu mente, curso online para gestionar la ansiedad
- Lectura: El dolor importa: acompañar el sufrimiento sin huir de él
- 💬 Sesión de acogida gratuita con Eirene García Psicología
- 📖 Libro: No voy a tranquilizarme porque me digas tranquila – Eirene García
- Lectura: Riega tu jardín: pasa a la acción