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No son cosas de niños

que es bullying

El bullying, también conocido como acoso escolar, es un comportamiento agresivo y repetido que se produce en el contexto escolar o en entornos similares, donde una persona o grupo de personas ejerce su poder sobre otra persona de forma intencional y con el objetivo de causarle daño físico, emocional o psicológico. 

El bullying implica una desigualdad de poder, donde quien acosa se encuentra en una posición de superioridad sobre la víctima.

Este acoso puede manifestarse de diferentes formas, como:

Verbal: Insultos, burlas, apodos ofensivos, comentarios humillantes o despectivos dirigidos hacia la víctima.

Físico: Agresiones físicas directas, como golpes, empujones, patadas, o daño a pertenencias personales.

Acoso social o relacional: Exclusión deliberada, difusión de rumores o mentiras, manipulación social, ignorar o aislar a la víctima.

Acoso online: Uso de tecnología y medios digitales para acosar a la víctima, como el envío de mensajes amenazantes, difamatorios o insultantes a través de redes sociales, correos electrónicos o mensajes de texto. El gran problema del momento que vivimos es que el acoso está siempre presente. Antes, al menos, te ibas a casa y el bullying directo terminaba, podías tener tu grupo del barrio, de fútbol o de canto.

Ahora no, porque estamos siempre en conexión.

He sufrido Bullying… ¿Me afectará en el vida adulta?

Sí.

Aunque a cada persona le afecta de una manera, pues esto depende de cuándo, cómo e intensidad, además, por supuesto, de las características propias de las personas.

El bullying, o acoso escolar, es un problema grave que puede tener consecuencias significativas en la vida de las personas afectadas, incluso en la edad adulta. 

Algunas de las posibles secuelas son:

Ansiedad y estrés

La persona puede sentirse constantemente en guardia, anticipando la posibilidad de ser humilladxs o maltratadxs, lo que dificulta su capacidad para relajarse y disfrutar de situaciones sociales o cotidianas. Este comportamiento es, evidentemente aprendido haciendo que nuestro sistema nervioso sobrerreaccione a estímulos que, por lo que sea nos recuerden a aquellas situaciones.

Depresión

El bullying repetido y prolongado puede llevar a sentimientos de tristeza, desesperanza y desvalorización. Las víctimas pueden experimentar depresión en la edad adulta, con síntomas como baja energía, pérdida de interés en actividades que antes disfrutaban, dificultad para concentrarse y cambios en el apetito y el sueño.

La persona se siente impotente y sin control sobre su propia vida. Las víctimas pueden llegar a creer que no hay escape de la situación y que no pueden cambiar su realidad. Estos sentimientos de desesperanza y falta de control pueden contribuir al desarrollo de la depresión.

Baja autoestima y autoimagen negativa

Cuando te repiten diariamente lo poco que vales (lo inútil, tontx, fex...), es obvio que se va a desarrollar una percepción negativa de sí mismas, creyendo que son inadecuadas, defectuosas o poco valiosas. Esta baja autoestima puede afectar la confianza en sí mismas, la capacidad para establecer relaciones saludables y el éxito en diversas áreas de la vida.

Dificultades en las relaciones interpersonales

Otra de las consecuencias es el miedo al rechazo, así la persona tenderá a desarrollar una actitud defensiva o tener dificultades para expresar sus emociones de manera saludable. Estas dificultades pueden afectar tanto las relaciones personales como las relaciones laborales.

Trauma y trastorno de estrés postraumático (TEPT)

Como ya hemos comentado en otros posts, el trauma tiene que ver más con cómo experimenta la persona un estímulo que con lo que ocurre en sí. El acoso, puede ser una experiencia traumática para muchas personas, y algunas pueden desarrollar trastorno de estrés postraumático en la edad adulta. Los síntomas del TEPT incluyen recuerdos intrusivos del acoso, pesadillas, flashbacks, evitación de situaciones relacionadas con el trauma, hipervigilancia y cambios en el estado de ánimo.

Problemas académicos y profesionales

Puede afectar negativamente el rendimiento académico y las oportunidades profesionales. Las víctimas de bullying pueden tener dificultades para concentrarse en el aprendizaje, sufrir disminución de la motivación y desarrollar actitudes negativas hacia la escuela o el trabajo. Estas dificultades pueden persistir en la edad adulta y limitar las opciones educativas y laborales.

Comportamientos autodestructivos

Algunas personas que han sido víctimas de bullying en la infancia pueden desarrollar comportamientos autodestructivos en la edad adulta, como el abuso de sustancias, la adicción al juego, la autolesión o la participación en relaciones abusivas. Estos comportamientos pueden ser una forma de lidiar con el dolor emocional y la baja autoestima asociados con el acoso sufrido en la infancia.

Es importante destacar que las consecuencias del bullying pueden variar en cada individuo y no todas las personas que han experimentado acoso escolar sufrirán las mismas secuelas. Sin embargo, es fundamental tomar en serio el impacto del bullying y proporcionar el apoyo necesario a las víctimas para ayudarles a superar estas experiencias y promover su bienestar en la edad adulta.

Etiquetas :

Psicología

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