“Me empezó un dolor fuerte en el centro del pecho que subía hasta la mandíbula. De uno a 10 podía ser perfectamente un 7 u 8. Me asusté muchísimo.
Dejé lo que estaba haciendo y me medí las pulsaciones. Todo estaba bien.
Pensé en ir al médico pero me dio miedo desmayarme en el camino.
Me tumbé y poco a poco se me fue pasando.
Al día siguiente me volvió a pasar a la misma hora. Esta vez me bajaba el dolor por el brazo izquierdo. Llamé a mi pareja. Me propuso ir a urgencias pero no sé porqué yo no quería.
Y otra vez, el día después.
¿Qué ocurrió? Que el viernes (había quedado con mi grupo de amigas) no me pasó.
Eso me hizo sospechar que tenía más que ver con la situación que con tener un problema de salud. Estoy estudiando oposiciones y siempre me pasa cuando hago tests para evaluar mis conocimientos.”
Cómo diferenciar la causa del malestar
Cuando nos enfrentamos a un síntoma, es natural preguntarnos si tienen una causa física o si podrían estar relacionados con aspectos psicológicos.
La línea que separa el malestar físico y el psicológico a menudo puede ser difusa, pero entender las diferencias puede ayudarnos a buscar la atención adecuada y tomar decisiones informadas sobre nuestra salud.
Veamos algunas pautas que nos pueden ayudar a distinguir si la causa del malestar es física o psicológica.
Exámenes médicos
Si has realizado exámenes médicos exhaustivos y no se ha encontrado una causa física subyacente para el síntoma, esto podría indicar que el origen es más probablemente psicológico. Es importante descartar causas físicas antes de considerar factores psicológicos.
Evalúa los síntomas de manera objetiva
Comienza por hacer una lista detallada de tus síntomas. Observa si hay síntomas que son fácilmente atribuibles a causas físicas (dolor localizado, fiebre…) Descríbelos de la forma más precisa posible y observa los cambios que se producen.
Observa patrones y cambios en los síntomas
Presta atención a la naturaleza de tus síntomas. Si los síntomas fluctúan en intensidad, se desencadenan por situaciones específicas o muestran una relación con factores psicológicos, es probable que tengan una causa más psicológica. Por el contrario, si los síntomas son constantes, siguen un patrón predecible o se relacionan directamente con actividades físicas, es más probable que tengan una causa física.
Historial médico y psicológico
Considera si tienes antecedentes de condiciones médicas o trastornos psicológicos que podrían estar relacionados con el síntoma en cuestión. Por ejemplo, si ya has tenido episodios agudos de estrés es posible que se relacione con aspectos psicológicos, aunque el síntoma actual y el que hubieras tenido en el pasado sean distintos.
Pongamos el caso de que en el pasado el estrés provocase que no pudieras comer bien o que incluso vomitases lo que ingerías y que en este episodio lo que te salgan sean eccemas en la piel.
Considera tus factores de estrés y emocionales
El estrés, la ansiedad, la depresión u otras condiciones emocionales pueden manifestarse a través de síntomas físicos, aunque no siempre tengamos conciencia de que estamos mal.
Reflexiona sobre si estás experimentando un nivel elevado de estrés o si has pasado por eventos emocionales difíciles recientemente. Los síntomas que se presentan en momentos de estrés intenso o como respuesta a eventos emocionales pueden indicar una causa psicológica.
Busca la opinión de profesionales de la salud
Igual que un médico podrá realizar exámenes físicos, pruebas y evaluaciones clínicas para descartar causas físicas subyacentes, la psicología puede evaluar tus síntomas desde una perspectiva psicológica y ayudarte a determinar si hay factores emocionales involucrados.
Diferenciar entre el malestar físico y psicológico puede ser un desafío, pero considerando los síntomas, los factores de estrés, los patrones y buscando la orientación de profesionales de la salud, podemos obtener una imagen más clara.
Recuerda que no siempre hay una línea divisoria clara y que algunos síntomas pueden tener causas mixtas. Lo más importante es buscar el apoyo adecuado y recibir el tratamiento necesario para promover tu bienestar general.