Seguramente has escuchado el término mitómano usado para describir a alguien que miente sin parar. Quizás incluso te lo hayan dicho en broma alguna vez. Pero detrás de esta palabra, que a menudo se usa como etiqueta, hay una realidad emocional profunda.
Ser mitómano no es una elección consciente ni un simple "vicio". Es un comportamiento que habla de una lucha interna, de una necesidad no resuelta que busca alivio en el lugar equivocado.
Hoy quiero que exploremos juntos qué significa ser mitómano, qué lo causa, cómo afecta a las personas y a quienes las rodean, y cómo la psicoterapia, incluidas herramientas como el enfoque contextual y la terapia EMDR, puede ayudar a trabajar en ello desde el respeto y la comprensión.
Mitomanía: ¿qué es exactamente?
La mitomanía, o mentira patológica, no es lo mismo que mentir para salir del paso. Es un patrón repetitivo de mentiras que se convierte en parte de la forma de estar en el mundo. Estas mentiras no siempre tienen un propósito claro, pero suelen servir para proteger al mitómano de sentimientos de insuficiencia, rechazo o vergüenza.
La palabra mitomanía proviene del griego mythos (mito) y mania (compulsión). Y aunque no está reconocida como un trastorno clínico específico en manuales como el DSM-5, está muy relacionada con otras condiciones, como el trastorno de personalidad narcisista o el trastorno límite de personalidad.
Desde la psicología contextual, entendemos que la mitomanía no es más que una estrategia aprendida en un contexto específico, una forma de adaptarse a situaciones o relaciones que, en algún momento, resultaron difíciles o traumáticas.
¿Por qué alguien se convierte en mitómano?
La mitomanía no aparece de la nada. Es el resultado de una combinación de experiencias, aprendizajes y, en algunos casos, factores biológicos.
- Baja autoestima: Las mentiras ayudan a construir una imagen idealizada que parece más aceptable o digna de amor.
- Protección emocional: Mienten para evitar enfrentarse a sus propios miedos, inseguridades o vergüenzas.
- Traumas no resueltos: Situaciones de rechazo, negligencia o abuso pueden llevar a alguien a usar las mentiras como refugio.
- Necesidad de pertenencia o atención: Las mentiras pueden ser un intento desesperado de conectar con los demás.
- Contextos de aprendizaje: Crecer en entornos donde las mentiras eran una herramienta común de supervivencia puede normalizar este comportamiento.
El enfoque contextual nos recuerda que nadie actúa en el vacío. Las mentiras compulsivas no son un “defecto de fábrica”, sino una forma de lidiar con un contexto interno y externo que, en su momento, fue difícil de afrontar.
Cómo afecta la mitomanía a las relaciones y al bienestar emocional
El mitómano no miente para hacer daño, pero las consecuencias de su comportamiento suelen ser devastadoras, tanto para él como para quienes lo rodean.
- En las relaciones: La confianza, base de cualquier vínculo, se rompe una y otra vez, lo que lleva al aislamiento y la soledad.
- En su autoestima: Aunque las mentiras puedan proporcionar un alivio temporal, refuerzan un ciclo de culpa y vergüenza.
- En su salud mental: Mantener un entramado de mentiras genera altos niveles de estrés y ansiedad.
- En el trabajo: Las mentiras frecuentes pueden dañar la reputación y cerrar oportunidades.
Como psicóloga, he visto cómo este comportamiento, lejos de ser una "mala costumbre", es un grito de ayuda disfrazado de control.
¿Te resulta familiar?
Reserva una sesión de acogida gratuita para entender como podemos ayudarte.
Cómo abordar la mitomanía en terapia
La buena noticia es que, con el enfoque adecuado, es posible trabajar con la mitomanía y transformar este patrón. En terapia, utilizamos herramientas como el EMDR para abordar traumas subyacentes, y la terapia ACT para ayudar al paciente a conectar con sus valores y construir una vida más coherente consigo mismo.
- Entender el contexto interno: Trabajamos para identificar qué emociones o experiencias están impulsando las mentiras.
- Reconectar con los valores: En lugar de vivir para mantener una fachada, ayudamos al paciente a descubrir lo que realmente importa en su vida.
- Construir estrategias alternativas: Aprendemos nuevas formas de relacionarnos con los demás desde la honestidad y la vulnerabilidad.
- Reparar relaciones: Donde sea posible, se trabaja para sanar vínculos dañados por las mentiras.
Si este enfoque te resulta interesante, te invito a explorar más sobre cómo trabajamos estas herramientas en nuestras consultas de psicología online.
Un ejercicio práctico: Conectando con tu verdad
Si sientes que las mentiras han empezado a ser una parte recurrente de tu vida, aquí tienes un ejercicio sencillo para empezar a explorar lo que hay detrás:
Haz un registro diario de tus mentiras. Escribe qué dijiste, a quién y en qué contexto.
Pregúntate por qué. Identifica qué emoción o miedo intentabas evitar con esa mentira.
Piensa en una alternativa. Reflexiona sobre cómo podrías haber expresado lo que sentías o necesitabas de una forma más honesta.
Practica con algo pequeño. Elige una situación sencilla en la que puedas probar ser honesto/a, aunque te sientas vulnerable.
Recuerda: este proceso lleva tiempo, y no se trata de eliminar las mentiras de un día para otro, sino de empezar a construir una relación más auténtica contigo mismo/a.
Conclusión: Amar la verdad en ti mismo/a
Ser mitómano no te define. Lo que sí define tu camino es lo que decides hacer con ello. Reconocer tus mentiras no es un fracaso, es el primer paso para entenderte mejor y empezar a construir relaciones más honestas, contigo y con los demás.
Si este tema resuena contigo, te invito a programar una sesión de acogida gratuita en nuestras consultas de psicología online. Trabajemos juntos para entender tu contexto único y empezar a construir un camino hacia la autenticidad.
Y si quieres profundizar más en la importancia de la honestidad y la autenticidad, te recomiendo el libro “El proceso de convertirse en persona” de Carl Rogers, un referente en psicología humanista que habla del poder de aceptarnos tal y como somos.
¿Te animas a empezar este camino?
Si te ha gustado este artículo y quieres recibir contenido útil y práctico como este directamente en tu bandeja de entrada, te invito a suscribirte a mi newsletter mensual.
Encontrarás reflexiones, herramientas y recursos para seguir creciendo y cuidándote. ¡Suscríbete ahora aquí! 💌