¿Cuántas veces te has dicho cosas como estas? “No debería sentirme así.” “Hay gente que lo pasa peor.” “No es para tanto.”
Esas frases, tan comunes, son la manera en la que aprendimos a ignorarnos. A silenciar lo que sentimos porque alguien, en algún momento, nos hizo creer que nuestras emociones no eran válidas. Que no eran lo suficientemente importantes. Pero aquí va la verdad: lo que sientes ya importa, simplemente porque lo sientes.
¿Por qué nos cuesta validar nuestras emociones?
Desde pequeños, el contexto en el que crecemos nos moldea, tanto lo que vivimos como lo que nos enseñan. Si te dijeron frases como “No llores, no es para tanto” o “Tienes que ser fuerte”, seguramente aprendiste a minimizar lo que sentías.
Esa forma de vivir el dolor o la incomodidad sigue ahí, como un reflejo. Cada vez que intentas decirte: “No es tan grave”, lo que estás haciendo es alejarte de ti misma. Pero, ¿sabes qué? Lo que sientes no necesita ser “lógico” o “justificable” para ser real. Es tuyo. Está ahí. Y merece que lo escuches.
El psicólogo Carl Rogers, uno de los grandes referentes de la psicología humanista, decía: “Cuando miro el mundo, soy pesimista. Pero cuando miro a la gente, soy optimista.” Esta idea refleja que nuestras experiencias internas tienen un valor único, aunque a veces el mundo nos diga lo contrario. Rogers dedicó su obra a enfatizar la importancia de aceptar nuestras emociones como un paso esencial para crecer y sanar. Si quieres profundizar en su enfoque, te recomiendo su libro “El proceso de convertirse en persona”.
Lo que pasa cuando te invalidas
Empujamos lo que sentimos al rincón más oscuro de nuestra mente, pensando que así desaparecerá. Pero no funciona.
Cuando ignoramos una emoción, esta no se disuelve, solo se acumula. Ese malestar no atendido puede convertirse en algo más grande: ansiedad, cansancio, o esa sensación de estar desconectada de ti misma.
Por ejemplo:
“No debería sentirme así” → Ignoras tu tristeza hasta que te drena completamente.
“Hay gente que lo pasa peor” → Minimizar tus emociones te deja sin espacio para cuidarte.
“No es para tanto” → Evitas pedir ayuda cuando realmente la necesitas.
Invalidarte no es ser fuerte, es ponerte una barrera para no sentir. Y eso nunca termina bien.
¿Cómo empiezas a validar lo que sientes?
Primero: recuerda que no necesitas “permiso” para sentir. Lo que sientes ya es válido porque es tuyo.
Después: empieza a escucharte. Esto no significa quedarte atrapada en tus emociones, sino darles el espacio que merecen para que puedas entenderlas y decidir qué hacer con ellas.
Ponle nombre a lo que sientes: ¿Es tristeza, frustración, miedo? Solo reconocerlo ya es un acto de cuidado.
Hazte preguntas sin juzgarte: ¿Por qué me siento así? ¿Qué parte de mi contexto interno o externo está influyendo?
Tómate un momento para sentir: Incluso si parece incómodo. Las emociones no se “resuelven” ignorándolas, sino atravesándolas.
Cuando en terapia trabajamos estas herramientas, algo empieza a cambiar: las emociones dejan de ser algo que asusta y se convierten en señales. Te guían hacia lo que necesitas cuidar en ti misma.
¿Necesitas ayuda para dejar de invalidarte?
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Un ejercicio sencillo para empezar
Si sientes que invalidarte se ha vuelto un hábito, aquí te dejo algo práctico:
Escribe lo que sientes sin filtros. Da igual si parece “irracional” o “exagerado”. Es tuyo, y eso es suficiente.
Pregúntate: ¿Qué necesita esta emoción? ¿Qué me está queriendo decir?
Haz una pequeña acción para cuidarte: Puede ser tan sencillo como salir a caminar, tomarte un té o darte un respiro.
Este tipo de prácticas son una parte esencial de lo que trabajamos en nuestras sesiones de psicoterapia online, donde te acompañamos a reconectar contigo misma desde tu contexto único.
¿Por qué pedir ayuda no es rendirse?
A veces, romper el ciclo de invalidarnos requiere más que buenos consejos. En terapia, podemos ayudarte a entender de dónde vienen esas frases que te bloquean y cómo construir una relación más sana con lo que sientes.
En nuestras consultas de psicología online, ayudamos a nuestros pacientes a encontrar esa conexión perdida con sus emociones y a avanzar hacia una vida más alineada con sus valores.
Si esto resuena contigo, te invito a programar una sesión de acogida gratuita. Nuestro equipo está aquí para escucharte, sin juicios ni prisas, y ayudarte a avanzar hacia un bienestar emocional más pleno.
Lo que sientes ya importa
No necesitas explicarle a nadie por qué te sientes como te sientes. Y, sobre todo, no necesitas explicártelo a ti misma para darle valor.
Así que la próxima vez que te digas: “No debería sentirme así”, recuerda esto: Lo que sientes ya es válido. Siempre lo ha sido. Ahora es tu momento de escucharlo.
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