La palabra resiliencia designa la capacidad de cualquier material para recuperar su forma inicial a después de que se ejerce una fuerza que lo deforma.
La psicología, ha adaptado esta definición para, precisamente, entender la capacidad para adaptarse a las situaciones adversas con resultados positivos que tienen (algunos) seres humanos.
Es decir, respondernos a:
¿Qué tienen diferente dos personas que ante la misma situación de estrés una es capaz de adaptarse y fortalecerse y la otra, por seguir con el símil, se quiebra?
La Resiliencia según Boris Cyrulnik
Cyrulnik, psiquiatra y psicoanalista, principal difundidor de este término, destacó que la resiliencia no es simplemente la ausencia de sufrimiento, sino la capacidad de enfrentarlo, adaptarse y crecer a partir de él. A través de sus investigaciones y experiencias clínicas, demostró cómo las personas pueden encontrar fuerza en medio de la adversidad y reconstruir sus vidas después de experiencias traumáticas.
Los Pilares de la Resiliencia
El Papel de la Historia Personal
Cyrulnik enfatiza la importancia de la historia personal de cada individuo en la construcción de la resiliencia. Nuestra historia, nuestras experiencias pasadas y nuestras relaciones pueden influir en nuestra capacidad para enfrentar y superar desafíos.
El Poder de las Relaciones Humanas
La conexión con quienes nos rodean desempeña un papel crucial en la resiliencia. Cyrulnik subrayó cómo el apoyo social y las relaciones significativas pueden ayudar a las personas a recuperarse del trauma y encontrar consuelo en momentos difíciles.
La Narrativa Personal
La capacidad de dar sentido a nuestras experiencias y construir una narrativa coherente de nuestras vidas es fundamental para la resiliencia. Cyrulnik nos recuerda que podemos reinterpretar nuestras historias personales y encontrar significado incluso en las circunstancias más dolorosas.
Las personas Resilientes…
A lo largo de los años, las investigaciones han identificado varias características comunes entre las personas resilientes.
Estas características pueden variar en diferentes contextos y situaciones, pero en general, las personas resilientes:
- Son Optimistas: Tienden a tener una actitud optimista hacia la vida, lo que les permite ver las dificultades como desafíos temporales y creer en su capacidad para superarlos.
- Conocen su Autoeficacia: La creencia en la propia capacidad para enfrentar y superar desafíos es fundamental para la resiliencia. Las personas resilientes confían en sus habilidades y recursos para manejar situaciones difíciles.
- Afrontan la realidad con Flexibilidad: La capacidad de adaptarse y ajustarse a nuevas circunstancias es una característica clave. Las personas resilientes son flexibles y pueden cambiar sus estrategias según sea necesario para hacer frente a los desafíos.
- Cuentan con una Buena gestión emocional: Tienen habilidades para manejar emociones difíciles de manera saludable. Pueden reconocer y expresar sus sentimientos, así como regular su estado emocional en momentos de estrés.
- Tienen Redes de apoyo sólidas: Contar con relaciones sociales de calidad es fundamental. Las personas resilientes suelen tener redes de apoyo sólidas que les brindan consuelo, aliento y recursos prácticos en momentos de necesidad.
- Trabajan la Tolerancia a la frustración: Las personas resilientes pueden tolerar la frustración y mantenerse enfocadas en sus objetivos a pesar de los contratiempos.
- Sentido de propósito y significado: Tener un sentido de propósito y significado en la vida puede fortalecer la resiliencia. Las personas resilientes suelen tener metas claras y valores arraigados que les ayudan a mantenerse enfocadas y motivadas incluso en momentos difíciles.
- Autoconocimiento: Las personas resilientes suelen tener un buen conocimiento de sí mismas, incluyendo sus fortalezas, debilidades y límites. Esto les permite identificar y utilizar eficazmente sus recursos internos y externos para hacer frente a los desafíos.
Lecciones Prácticas para Cultivar la Resiliencia
Cultivar la Autocompasión
En lugar de criticarnos duramente por nuestras debilidades o errores, debemos practicar la autocompasión y tratarnos con amabilidad y comprensión en tiempos difíciles.
Buscar Apoyo Social
No tengas miedo de pedir ayuda cuando la necesites. Busca el apoyo de amigos, familiares o profesionales de la salud mental para enfrentar los desafíos.
Desarrollar habilidades de afrontamiento
Aprender y practicar técnicas de afrontamiento efectivas nos va a ayudar a manejar el estrés y la ansiedad y, por lo tanto, podremos gestionar las situaciones de forma mucho más efectiva.
Establecer metas
Establecer metas realistas y alcanzables puede proporcionar un sentido de dirección y propósito en momentos de dificultad. Trabajar hacia estas metas puede ayudar a mantener la motivación y la esperanza.
Practicar la autorreflexión
Tomarse el tiempo para reflexionar sobre las propias fortalezas, debilidades y experiencias hace que nos conozcamos más y, de esa manera, seamos capaces de establecer mejor regulación emocional.
En resumen, la resiliencia es una habilidad que podemos aprender y desarrollar a lo largo del tiempo. Al practicar estrategias específicas y cultivar ciertas características, seremos capaces de fortalecer nuestra capacidad para adaptarnos y recuperarnos frente a la adversidad.